Israel renueva la composición de su Parlamento este martes 17 de Marzo en elecciones claves para el futuro del Estado judío y la región.
Los últimos comicios se llevaron a cabo en 22 de enero de 2013, hace poco más de dos años.
Como en toda democracia parlamentaria, la figura del presidente del Estado es protocolar, aunque sea él mismo, quien luego de asesorarse con todos los partidos representados en la Cámara, el responsable de designar para formar gobierno al candidato que considere con mayor posibilidades, no necesariamente el de la lista más votada.
A continuación, todos los datos relevantes sobre este nuevo escrutinio.
¿Por qué se elige nuevamente después de 1 año y 10 meses de los anteriores comicios?
Debido a la disolución del Parlamento votada por unanimidad el pasado 3 de diciembre. La misma se produjo por diferencias irreconciliables en la coalición gubernamental liderada por el Likud, que incluía a un amplio abanico de agrupaciones ultranacionalistas religiosas y de centro.
Las diferencias más importantes provinieron del centro de la coalición, de la ex ministra de Justicia, Tzipi Livni, y el ex ministro de Finanzas, Yair Lapid.
Además de diferenciarse en materia de política económica y en la actitud frente a la expansión incesante de los asentamientos judíos en Cisjordania, la gota que rebalsó el vaso fue cuando ambos se negaron terminantemente a aceptar la propuesta del primer ministro, Binyamín Netanyahu, de convertir mediante una ley básica - el equivalente israelí a una constitución - a Israel en un Estado exclusivamente judío.
¿Qué se elige ahora?
Diputados y diputadas de la única cámara del Parlamento. A su vez, estos serán quienes negocien la conformación de una coalición de gobierno, y elegirán al próximo primer ministro
¿Quiénes son candidatos de derecha y ultraderecha?
Por un lado, el Likud vuelve a postular a Netanyahu, y se presenta en una versión mucho más radicalizada y menos ambigua que antes.
La pasada ofensiva contra Hamás en Gaza, la negativa constante a detener la construcción de nuevos asentamientos judíos en Cisjordania, y la intervención de Netanyahu ante el Congreso norteamericano - a espaldas de Obama - para intentar frenar las negociaciones con Irán, son algunos de los puntos más destacados de esta radicalización.
El Likud parece haber abandonado de manera definitiva cualquier negociación que implique la creación de un Estado palestino a lo propone soluciones de autogobierno que no impliquen cesión de soberanía.
En una línea similar, aunque todavía más extremista, se ubica el partido del actual ministro de Economía, Naftali Bennett, que representa a los nacionalistas religiosos, es decir, fundamentalmente a los habitantes de los asentamientos judíos.
Habait Haiehudí, expresamente y sin tapujos, llama a construir más asentamientos en Cisjordania y reclama sobre este territorio la soberanía israelí.
Los partidos de judíos religiosos ultraortodoxos Iahadut Hatorá y Haam Itanu también defienden esa posición.
¿Quiénes son candidatos centristas?
El otro Grupo Sionista, postula al líder del Partido Laborista, Itzjak Herzog, como candidato a jefe de gobierno, en una alianza con Tzipi Livni, dirigente de la facción centrista Hatnuá.
Si bien esta unión más moderada se niega a votar la mencionada ley de declaración del carácter judío del Estado y afirma tener voluntad de alcanzar soluciones negociadas con la Autoridad Palestina (AP) que incluyan la creación de un Estado palestino soberano, es necesario detenerse en sus propuestas.
Según consta en su plataforma y en diversas declaraciones a la prensa, las fronteras del nuevo Estado en mente no coinciden con las anteriores a 1967, si no que incluye a los cuatro grandes bloques de asentamientos construidos en Cisjordania: Maalé Adumim, Gush Etzión, Efrat y Ariel.
Paradójicamente algunas facciones centristas o derechistas sentaron posiciones cercanas a esta. El recién formado partido Kulanu del ex Likud Moshé Kahlón. O la lista Israel Beiteinu del canciller Avigdor Liberman, que con una posición similar a la del Laborismo - aunque el porcentaje de tierra a anexar por parte de Israel en su propuesta sea mayor -, presenta además una peculiar e hiperpragmatica propuesta: un intercambio de territorios y de poblaciones, es decir, que palestinos de Cisjordania abandonen la soberanía de tierras donde los judíos son ahora mayoría, a cambio de que Israel renuncie a la soberanía y desplace población de las zonas de Israel donde los árabes israelíes son actualmente mayoría.
Más indeterminada es la posición del Yesh Atid del ex ministro de Finanzas, Yair Lapid, aunque éste se manifestó siempre a favor de la solución de dos Estados y en contra de la construcción de asentamientos.
Shas, el partido ultraortodoxo sefaradí, también tiene una posición ambigua: defiende la construcción de asentamientos y la indivisibilidad de Jerusalén, pero no rechaza terminantemente acuerdos.
¿Quiénes son candidatos de izquierda?
Aquí se ubican Meretz y la coalición Lista Conjunta Árabe, que representa la primera lista unida de árabes ciudadanos israelíes. Ambos apoyan de manera mucho más abierta e incondicional la creación de un Estado palestino con Jerusalén como capital.
¿Qué alianzas de gobierno pueden formarse?
Si bien todo parece indicar que el Grupo Sionista de Herzog y Livni tiene una ventaja de cuatro escaños en las últimas encuestas, es la capacidad para conformar coaliciones la que llevará a una u otra fuerza a ser próximo gobierno.
Aquí Netanyahu tiene un potencial de alianzas menos complejo, manteniendo a casi todos sus ex aliados: suma los votos de los partidos ultraortodoxos y los de Liberman y Bennett.
Por otro lado, la unión de Herzog y Livni puede incorporar sin problemas a Meretz, pero para llegar al poder necesitará conformar una alianza más amplia que incluya al partido de Yair Lapid y/o al de Kahlón o incluso, a la Lista Conjunta Árabe.
Una posibilidad no del todo descabellada, es que Likud y el Laborismo terminen acordando un Gobierno de Unidad Nacional - como ocurrió en los años '80 -, para evitar el aislamiento que implicaría una alianza de partidos ultraortodoxos. Todo dependerá de la cantidad de escaños que en definitiva saque cada uno.
¿Cómo afecta esta elección el futuro de las negociaciones con la Autoridad Palestina?
Un triunfo de los laboristas es la única posibilidad que tiene la solución de dos Estados de sobrevivir. Sin embargo, viendo los términos de la propuesta del principal partido de oposición, no pareciera que los líderes de la AP y su población pudieran aceptarlos en una negociación.
La propuesta parece concordar más con la necesidad estratégica visualizada por una gran parte de la dirigencia política de abandonar el aislamiento diplomático en el que está sumido Israel desde hace tiempo, y a la vez, evitar que el problema demográfico se vuelva inmanejable.
Si Israel decidiera avanzar en la anexión de Cisjordania, se convertiría tarde o temprano en un país con una mayoría árabe.
En este mismo sentido, la propuesta del Laborismo establece claramente que el derecho de retorno de los refugiados palestinos debe resolverse del otro lado de las fronteras de Israel con la creación de un Estado palestino independiente.
Por último, los líderes de centro-izquierda no se encontrarían con el clima de unidad necesario para llevar al país a tratativas de paz, si no con un país dividido y, en especial, con un movimiento amplio, fuerte y organizado - los habitantes de los asentamientos y la derecha y la ultraderecha en general) dispuesto a boicotear con todas sus fuerzas cualquier intent de negociación o de concesiones.
Todo parece indicar que aunque gane la centro-izquierda, las promesas de cambio quedarán nuevamente solo en promesas, y el mantenimiento del status quo primará, en un conflicto que parece reeditar una y otra vez la famosa consigna: cambiar algo, para que nada cambie.
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