«Me encanta esta ciudad y me encantan los hombres israelíes. Son muy guapos», afirmó Conchita Wurst, la barba más famosa de la decimoséptima edición del Desfile del Orgullo Gay de Tel Aviv.
Junto a la cantante austriaca, más de 150.000 personas participaron en una fiesta de música, color, sexo y reivindicación que recorrió las principales calles de una de las ciudades gays más populares del mundo.
Además de batucadas, pistolas de agua, maquillajes imposibles bajo el sol y vestimentas reducidas a la mínima expresión, abundaron en la marcha representantes de organizaciones de apoyo a la comunidad LGTB de Israel, que daban así visibilidad a su labor.
La ganadora de Eurovisión en 2014 causó furor entre los miles de participantes reunidos en el Paseo Marítimo de Tel Aviv. Su actuación fue uno de los platos fuertes de la jornada.
«¡Esto es el paraíso!», gritó Conchita desde el escenario antes de cantar y coquetear con uno de los asistentes.
Armada con su famosa barba y un tatuaje en el brazo derecho, Conchita confesó su admiración hacia la que considera uno de sus referentes: la artista transexual Dana International. La israelí ganó el concurso de Eurovisión en 1998 con «Diva». 16 años después, llegó el turno de la diva austriaca.
«Dana es un personaje enorme en la comunidad gay y para mí fue todo un acontecimiento reunirme con ella hace unos meses en Londres en un acto relacionado con Eurovisión», dijo al diario «Yediot Aharonot».
De ese mediático encuentro, se quedó con una anécdota: «Me quedé a una entrevista que concedió. Cuando la periodista le preguntó a Dana qué debe hacer para ser una diva, Dana contestó sin pestañear: Parar de comer. Fue alucinante», relató.
Al ser preguntada por su viaje a Israel y el turismo gay en Tel Aviv, la diva respondió: «Escuché mucho acerca de los hombres israelíes. Voy a planchar mis mejores vestidos en su honor».
Conchita lideró el desembarco gay en Tel Aviv. Cerca de 30.000 turistas, según varios medios locales, llegaron para participar en numerosos actos y fiestas de una ciudad adornada con banderas y rótulos dedicados a los homosexuales, lesbianas y transexuales.
Bajo el lema «Tel Aviv ama a todos los géneros» e inaugurada por el alcalde Ron Huldaí, la colorida comitiva de carrozas, actuaciones y mínima ropa se convirtió en una exhibición de músculo y carne.
Israel es el séptimo país más feliz para los homosexuales, según un reciente sondeo efectuado por la Web Planet Romeo y la Johannes Gutenberg University of Mainz.
En la encuesta realizada a 115.000 homosexuales de 127 países, el índice gay de felicidad es encabezado por Islandia, Noruega, Dinamarca y Suecia. En Oriente Medio y África se sitúan los países más infelices. Como por ejemplo Irán (121).
Pero no todo es de color de rosa en un estado con fuerte presencia de la religión. El nivel de apertura y tolerancia en Tel Aviv es muy superior al del resto del país.
Conchita, por ejemplo, dijo no entender por qué los gays aún no puedan casarse en Israel.
«El matrimonio es resultado del amor y dos personas tienen derecho a vivir en amor y matrimonio», afirmó en una ciudad-burbuja orgullosa de sí misma.
Ahora están luchando por el matrimonio homosexual y esperan tener éxito. Al respecto se pronunció Huldaí, quien llamó la atención a los políticos israelíes porque «todavía queda mucho trabajo legislativo por hacer para promover a la comunidad LGTB».
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