«Ofrezco mi casa en el Vaticano para acoger este encuentro de oración. Tantas personas construyen la paz con gestos pequeños. Muchos sufren y soportan pacientemente tantos intentos de construirla, y todos, especialmente aquellos que se pusieron al servicio de sus propios pueblos, tenemos el deber de hacernos instrumentos y constructores de paz, ante todo, a través de la oración».
«Construir la paz es difícil, pero vivir sin paz es un tormento. Todos los hombres y mujeres de esta tierra, en el mundo entero, nos piden que llevemos delante de Dios su ardiente aspiración por la paz», expresó el Santo Padre antes de la bendición final.
Desde su llegada a Tierra Santa, Francisco lanzó fuertes llamados a terminar con la violencia, sobre todo en esta parte del mundo, en el que día a día aumentan los refugiados.
Momentos antes de celebrar la Misa en Belén, el Papa dio un discurso ante las autoridades palestinas en el que llamó a la comunidad internacional a reconocer el derecho de Israel y la AP a existir como estados, como medio para lograr la paz y terminar con décadas de enfrentamientos entre ambas partes.
Mañana lunes, el Papa se encontrará en Jerusalén con Shimón Peres.
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