El voto en la Asamblea General de Naciones Unidas que elevaría el estatus de la Autorida Palestina en la organización a Estado observador no-miembro, viene de una frustración con el estancado proceso de paz con Israel y el papel de mediador que lleva asumiendo Estados Unidos.
Líderes palestinos señalan que la histórica y estrecha relación que hay entre Washington y Jerusalén no permite al primero ser imparcial en las negociaciones y, por eso, con el reconocimiento que esperan obtener hoy en la ONU, intentan llevar un proceso que se gestó en un marco bilateral a un foro internacional.
Aunque importante para los palestinos, el voto de la Asamblea General es simbólico pues la potestad realmente yace en el Consejo de Seguridad donde la mayoría - encabezada por Estados Unidos y Reino Unido - rechaza la estadidad palestina antes de que ellos negocien una paz con el Estado hebreo.
Israel, por su parte, considera que sacar las conversaciones de la esfera bilateral no sólo representa una politización de una institución internacional como la ONU sino una violación más grave de los Acuerdos de Oslo - en los que se basa el actual proceso - que la construcción de asentamientos judíos en territorios ocupados que denuncian los palestinos.
No hay mucha duda de que los palestinos obtendrán la simple mayoría necesaria de la Asamblea General de la ONU para el estatus de estado observador. Hay muchos países que manifestaron su solidaridad con ellos.
Pero, fuera del apoyo moral, es muy cuestionable lo que puedan lograr desde un punto de vista estratégico. Países selectos como Estados Unidos pueden ejercer su poder de veto en el Consejo de Seguridad para evitar cualquier exhortación internacional en torno al conflicto.
Si el resultado es así de ambiguo, ¿para qué promover el voto?
«Esto sale de una total frustración con el proceso de paz mediado por Estados Unidos», expresó Yousef Munayyer, director ejecutivo del Centro Palestino en Washington DC.
Munayyer señala que el proceso de paz no avanzó en casi dos décadas de negociaciones y que se manteniene en un estatus quo «en lugar de ofrecernos un Estado palestino independiente viable, cuyo territorio es cada día menor por la expansión israelí».
Según Munayyer, la falla está en que el proceso está basado casi en los mismos fundamentos que lograron una paz entre Israel y Egipto con el acuerdo de Camp David, en 1979. Con la gran diferencia de que Egipto era un Estado - mientras que los palestinos no lo tienen - enfrentado a otro Estado fuerte como Israel, con sus fuerzas militares y el apoyo de una superpotencia.
«Las negociaciones entre un Estado fuerte y un pueblo sin Estado y sin una mediación imparcial sólo van a terminar en que una de las partes, en este caso Israel, pueda usar su peso e influencia para constantemente mejorar su posición negociadora», afirmó el analista palestino.
Desde su punto de vista Estados Unidos le da todo tipo de incentivos a Israel: «Esencialmente lo malcrió con asistencia económica y militar y desmedido apoyo diplomático». Es un mensaje equivocado que permite que la ocupación perpetua sea una opción viable», aseguró.
Los palestinos determinaron que, si no pueden lograr que Estados Unidos fuerce a Israel a someterse al derecho internacional, específicamente el alto a la expansión de asentamientos en territorios ocupados, no hay manera en que pueda jugar un papel de mediador ecuánime en las negociaciones.
Es por eso que optaron por alternativas como apelar a la comunidad internacional para presionar a Israel. Qué tan efectivo sería eso, todavía no está claro, aunque los israelíes lo consideran un error craso.
«Es difícil entender qué pueden ganar fuera de la politización de las instituciones y una victoria simbólica», declaró Amir Ceren, asesor de estrategia del Proyecto Israel, un grupo de presión pro israelí en Washington. «Después del voto Palestina no será más un Estado de lo que es ahora. Seguirá siendo un no-estado».
Pero aún así, Ceren indica que la medida ante la Asamblea General viola más de 15 años de compromisos que los palestinos asumieron para negociar con Israel dentro de un marco bilateral.
Ese marco bilateral, definido en los Acuerdos de Oslo de 1993, es sacrosanto desde el punto de vista de Israel.
«Ese marco es el fundamento del proceso de paz entre palestinos e israelíes desde comienzos de los '90», resaltó el asesor del Proyecto Israel. «La construcción de casas y comunidades en Cisjordania no es una violación tan grande como la que sería salirse del marco de negociación bilateral».
En cuanto al papel desempeñado por Estados Unidos en esas negociaciones, Ceren asegura que el actual gobierno en Washington está seriamente comprometido con buscar una solución equilibrada para ambas partes. «No creo que haya nadie en el mundo que hizo más, en años recientes, para traer a las partes a la mesa de negociación».
En el contexto de si EE.UU es imparcial, señaló que sería difícil encontrar un país que no expresó alguna hostilidad hacia Israel como para que fuera capaz de asumir un papel mediador convincente para los israelíes.
Esa es la encrucijada que causa tanto problema para israelíes y palestinos. La postura de estos últimos es que Washington está acaparando este proceso, lo está tomando para sí mismo y los israelíes así lo quieren porque EE.UU es su socio y no quieren a nadie más entrometiéndose.
«Estados Unidos está monopolizando el proceso al tiempo que demuestra que es fundamentalmente incapaz de ser ecuánime», afirmó Munayyer. «Por la naturaleza de la política interna de EE.UU y el papel de los grupos de interés pro israelíes, le queda claro que simplemente no puede hacer su labor», agregó.
Desde esa perspectiva, Estados Unidos no sólo no está haciendo su trabajo pero, al mismo tiempo, no está dejando a nadie hacer nada al respecto, así que los palestinos están intentando sacar la negociación de la esfera de la mediación de EE.UU hasta donde sea posible a través de la diplomacia internacional.
Munayyer manifestó que si no pueden hacerlo así, tendrán que obviar esa diplomacia y apelar a la sociedad civil para que promulgue campañas de boicots, de despojo de bienes y sanciones contra Israel.
Sin embargo, lo que teme Munayyer es que esa situación incentive el uso de la violencia. Prácticamente se les está diciendo a los palestinos que, al no poder lograr nada por medios diplomáticos, sólo la violencia les ofrecerá algo.
«De ahí la necesidad de apelar a la comunidad internacional a través del voto en la ONU para presionar a lsrael a cambiar su comportamiento en Cisjordania», explicó el director del Centro Palestino en Washington.
«Necesitamos ver que se impongan condiciones contra esa estructura con instrumentos que siempre se consideraron usar para cambiar el comportamiento de cualquier Estado que no cumple con el derecho internacional», concluyó.
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