Las mujeres en Israel ganan en promedio 50% menos que los hombres, de acuerdo con recientes datos revelados por la Central Israelí de Estadísticas, según los cuales ellas son más que ellos y viven más tiempo y con mejor calidad de vida.
El ingreso promedio de una mujer trabajadora en Israel fue en 2010 - el último dato disponible - de unos 6.386 shekels (1.680 dólares), en tanto que ellos recibieron en promedio 9.720 shekels (2.557 dólares).
La diferencia salarial se origina en la calidad de los puestos que ellos y ellas ocupan, con un porcentaje mucho mayor de hombres en las altas jerarquías políticas, económicas, militares, judiciales y empresariales del país.
A pesar de que la ley lo prohibe explícitamente, también se produce la discriminación en puestos idénticos, un problema que el Estado trata de combatir con numerosas medidas correctoras y sancionadoras que introdujo por legislación en la última década.
Pero también se debe a razones objetivas como que los hombres suelen trabajar más horas a la semana que las mujeres, 45 contra 36, lo que supone una menor remuneración a final de mes.
Trasladados los ingresos al precio de la hora laboral, la diferencia se reduce a un 16%, es decir que el sueldo de ellas supone un 84% del de ellos.
Expertos señalan que los menores ingresos para la mujer tienen sus raíces también en el costumbrismo religioso y social, dado que ellas contribuyen mucho menos que ellos a la fuerza laboral israelí.
Las estadísticas revelan que sólo un 52.6% de las mujeres trabajan, mientras que los hombres lo hacen en un 62.3% y en este último caso son muchos más los que lo hacen a tiempo completo.
Se trata de porcentajes por debajo de la media occidental y de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y que se deben principalmente a arraigadas creencias religiosas y sociales que hacen que muchas mujeres prefieran quedarse en casa a cargo de los hijos.
En un país donde el promedio supera los tres hijos por cabeza, el doble que en el resto de la OCDE (1,74), las mujeres de las minorías ultraortodoxa y árabe dedican su vida a las labores y compromisos familiares, como así también muchas que tienen sus orígenes en sociedades tradicionales.
Son datos no obstante que se van corriendo en la última década, en la que el número de desempleadas bajó de 9.9% en 2001 a un 5.6% en 2011, ajustándose así a la de la media entre los hombres.
Igualmente creció en forma considerable el número de mujeres en puestos destacados que exigen formación universitaria, de 39.7% hace dos décadas a 47.5% el año pasado.
En el vigoroso sector de la alta tecnología las mujeres representan un 34% de la mano de obra, un porcentaje en constante crecimiento desde hace diez años.
El informe estadístico, publicado con motivo del Día Internacional de la Mujer, apunta que en el país hay 2,8 millones de mujeres (féminas mayores de 15 años), mientras que los hombres son unos 2,7 millones.
Una curiosidad es que este desbalance comienza a los 36 años, edad hasta que los hombres son mayoría. A partir de entonces, la mayor longevidad de ellas (83,4 años contra 79,7) provoca el cambio demográfico.
Otra evolución en el comportamiento de la mujer israelí es, por ejemplo, que tiene su primer hijo a una edad más avanzada, 27 años, cuando anteriormente, por tradiciones religiosas, lo hacían hasta dos o tres años antes.
Este retraso en el nacimiento de hijos se debe a que, en línea con otras sociedades occidentales, la mujer israelí va postergando la edad del matrimonio, una institución que aún cuenta con gran prestigio en el país y ahora lo hace a los 24 años.
Las previsiones de cara al futuro indican que en la próxima década se producirá un cambio considerable en el estatus de la mujer. Esto debido a que en las aulas universitarias el 56% de los estudiantes de licenciatura en 2010 eran mujeres, según un informe especial del parlamento sobre la representatividad en las instancias de educación superior.
También son ya mayoría en los títulos de postgrado, 58% en las maestrías y 53% en los doctorados, lo que supone que en años venideros entrarán en el círculo laboral a puestos ahora sólo dominados por los hombres.
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