La secretaría israelí de Población, Migración y Fronteras anunció que Israel comenzó a aplicar la «Ley de infiltrados», lo que significa que de ahora en adelante personas atrapadas entrando ilegalmente en el país, puede ser encarceladas hasta tres años sin previo juicio.
La decisión de aplicar la ley se presenta como respuesta al conflicto que se ha disparado en el sur de Tel Aviv, donde la creciente ola de violencia, robos y violaciones, despertó la ira de los ciudadanos sobre la gran población de inmigrantes que reside en esa zona.
En marzo, el Servicio de Prisiones liberó a 600 prisioneros para aliviar el hacinamiento penitenciario. El domingo, un portavoz del Servicio de Prisiones dijo que está dispuesto a tomar a las personas migrantes detenidas, en sus centros de detención.
Por su parte, el primer ministro, Binyamín Netanyahu, ordenó a sus ministros acelerar los esfuerzos para deportar a los ciudadanos del sur de Sudán, Costa de Marfil, Ghana y Etiopía, que viven ilegalmente en Israel.
En la reunión semanal del gabinete, Netanyahu dijo que si bien no es posible expulsar a los ciudadanos de Eritrea y Sudán, cuyas vidas estarían en riesgo en sus países de origen, la construcción de las instalaciones en el Negev destinadas a ellos, deben ser llevadas a cabo lo más rápido posible.
Un alto funcionario israelí dijo que dos grupos diferentes de infiltrados se presentaron durante el debate de gabinete del domingo. «El primero responde a los procedentes de países con los que Israel mantiene relaciones diplomáticas, y con respecto a los cuales no existe ninguna barrera a la repatriación en virtud del derecho internacional», aseguró.
«El segundo cuenta con unos 25.000 de los aproximadamente 60.000 inmigrantes africanos que ahora están en Israel y comprende a los infiltrados procedentes de Eritrea, Sudán y Somalia, que no pueden ser repatriados porque sus vidas estarían en riesgo», añadió.
«Sudán es un país enemigo, y Eritrea, a pesar de que mantiene relaciones con Israel, considera a las personas que huyeron de allí, como desertore, y al volver podrían ser severamente castigados.
El comité de Exteriores y Seguridad de la Knéset realizó un recorrido por la ruta 12 a lo largo de la frontera con Egipto para evaluar el avance de la construcción de la valla creada para evitar que inmigrantes y terroristas entren a Israel desde la península del Sinaí.
El presidente de la comisión, Ronnie Bar-On, dijo que según el ritmo de la construcción las obras finalizarán rápidamente. «El costo de la construcción de la cerca es de 2 billones de NIS, y todos tenemos que ser paciente y esperar hasta que ésta se haya completado, por lo que el número de inmigrantes se reducirá significativamente», dijo Bar-On.
El ministro de Interior, Eli Yishai, se reunió con el Embajador de Eritrea, Tesfamariam Tekeste, con instrucciones de enviar un mensaje a sus compatriotas: «Ellos ya no debe mirar a Israel como un destino y en el futuro los infiltrados serán encarcelados por mucho tiempo», afirmó.
Mientras tanto, los esfuerzos por controlar el flujo migratorio, generan hasta los más impensados actos. El viernes pasado, las fuerzas egipcias impidieron la infiltración de inmigrantes africanos a Israel. Una unidad del Ejército israelí detectó un grupo de 36 personas que intentaban cruzar la frontera en el lugar donde la valla aún no se ha levantado. A continuación, alertó a las fuerzas egipcias, que frustraron el intento, a diferencia de la mayoría de las veces.
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