Israel, con cada vez más frentes abiertos y entre un creciente miedo a la guerra, realizará a partir de este domingo un gran simulacro a escala nacional del impacto de miles de cohetes y misiles a un mismo tiempo, entre ellos varios de cabezas no convencionales.
Con el nombre de «Retaguardia firme 1», el ejercicio involucrará a lo largo de cuatro días la participación de miles de soldados y efectivos de los servicios de emergencia, todo bajo la dirección del RAJEL, el organismo creado después de la Guerra del Líbano de 2006 para coordinar la defensa civil.
«Israel tiene en cuenta que Oriente Medio está bajo un gran interrogante; Líbano, Siria e incluso Jordania, donde hay miles y miles de refugiados sirios, son hoy una incógnita a tener en cuenta», dijeron altos militares locales.
La Inteligencia israelí no descarta que la guerra civil en Siria pueda derivar en un enfrentamiento armado regional en el que el país se vea bajo una lluvia de misiles y cohetes, y sus fuerzas militares se prepararon para cualquier contingencia.
«La pregunta de si lanzarán cohetes contra centros poblados en Israel ya no es relevante, lo que debemos preguntarnos ahora es cuándo ocurrirá», advirtió el ministro de Defensa Civil, Gilad Erdán.
Fuentes militares consultadas afirmaron que en la operación «Pilar Defensivo», en noviembre pasado contra Hamás en Gaza, «los palestinos dispararon desde la franja costera 1.500 cohetes en ocho días. Hezbolá tiene 60.000, por lo que puede disparar 1.500 misiles diarios».
La amenaza de cohetes en los principales centros poblados de Israel comenzó a materializarse en 2006, cuando la organización terrorista libanesa atacó la ciudad de Haifa, y el norte de Israel, con más de 4.000 de esos proyectiles.
Israel teme que armamento sofisticado del arsenal sirio, incluido el biológico y químico - considerado por expertos internacionales como el más grande del mundo -, llegue a manos de Hezbolá.
El simulacro, que comenzará con un anuncio oficial sobre el inicio de la llamada «Semana de emergencia nacional» que hará el primer ministro, Binyamín Netanyahu, contemplará la caída de cohetes en ciudades e instalaciones estratégicas desde tres direcciones: Líbano, Siria y Gaza.
Durante los cuatro días que durará, se instará a la población a entrar en los refugios antiaéreos al escuchar las sirenas de emergencia - la primera el lunes a las 12:30 hora local - para evaluar la preparación en instituciones públicas y colegios.
La segunda será ese mismo día a las 19:05 hora local para analizar la respuesta en los hogares.
Por primera vez la Dirección de Emergencias Nacionales (RAJEL, por sus siglas en hebreo) medirá el alcance de respuesta a través de internet, mediante consultas a adolescentes y jóvenes acerca de si sus padres concentraron a la familia en el refugio y de si el proceso se completó a tiempo.
Desde 1995 la mayoría de las viviendas en Israel tienen una habitación blindada, con paredes de hormigón y puerta de acero, según lo ordena una ley de construcción aprobada tras la primera Guerra del Golfo de 1991, en la que Irak disparó más de 40 cohetes Scud contra el Estado hebreo.
También se probará un nuevo dispositivo de alarma a través de mensajes de SMS, que el año pasado ya formó parte de otro simulacro.
Decenas de hospitales, colegios, prisiones, ministerios, centros comerciales y fábricas quedarán la semana que viene sujetos a las prácticas de los servicios de emergencia y evacuación, con la entrada de expertos en medición de contaminación química y biológica en varios de los escenarios.
En la operación «Pilar Defensivo» Israel probó con un alto grado de éxito su nueva batería antimisiles, «Cúpula de Hierro» que, según el ministro Erdán, será insuficiente en un enfrentamiento a gran escala con Hezbolá, Hamás y Siria.
«Tendremos que afrontar un número mucho más amplio de cohetes, de mayor alcance y con cabezas explosivas mucho más potentes, algunas con cientos de kilos», explicó el general Eyal Eisenberg, comandante militar de las operaciones del Ejército israelí en la retaguardia.
A su juicio, no hay ninguna duda de que en la próxima guerra «la población israelí se verá ante algo desconocido y tendrá que mostrar firmeza para que los líderes políticos puedan tomar las decisiones correctas».
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