La Corte Suprema israelí suspendió la financiación pública de la educación de los ciudadanos ultraortodoxos que se nieguen a reclutarse en las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), una decisión que afectará a un sector del Estado judío que representa el 10% de la población.
La decisión de los nueve jueces afectará a miles de jóvenes que nacieron entre 1994 y 1996 y que reciben financiamiento estatal para dedicar todo su tiempo al estudio de la Torá, según informó el diario «Haaretz».
Esos jóvenes recibieron la orden de alistarse en las FDI en 2012, luego de que la llamada «Ley Tal», que exceptuaba a los ultraortodoxos de cumplir con el servicio militar obligatorio, fuera declarada «inconstitucional» por el Tribunal Supremo.
Sin embargo, ante las presiones públicas de Shas, el principal partido ultraortodoxo sefaradí, entonces integrante del Gobierno y que ahora forma parte de la oposición, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, dilató los nuevos enlistamientos y permitió la continuidad del status quo.
Ante la connivencia del Gobierno, el Supremo ordenó al oficialismo impulsar una nueva ley de reclutamiento más igualitaria, lo que determinó que en la sociedad el rechazo a la población ultraortodoxa creciera visiblemente.
Ya en las multitudinarias manifestaciones de 2011, más de un millón de personas exigieron que el Estado deje de subsidiar la vida de los ultraortodoxos y que estos también cumplan con el servicio militar, como el resto de los ciudadanos judíos.
En enero 2013 el malestar se hizo aún más visible cuando el líder del partido centrista Yesh Atid, Yair Lapid, se convirtió en la segunda fuerza política nacional, detrás de Netanyahu, con la promesa de igualar a todos los ciudadanos judíos y terminar con los beneficios para los ultraortodoxos.
Los ultraortodoxos representan un 10% de los casi ocho millones de israelíes y, pese a que cuentan con un fuerte apoyo económico del Estado judío, muchos de ellos viven bajo el umbral de la pobreza porque no trabajan y dedican todo su tiempo a estudiar en seminarios rabínicos.
Pese a caracterizarse por vivir en barrios aislados y separados del resto de la sociedad, en donde los lujos de la modernidad no se permiten, los ultraortodoxos siempre se destacaron por ser un grupo militante y combativo dentro del país.
Cada vez que el Estado intentó reducir sus beneficios o involucrarse en su particular sistema de educación, este sector no dudó en reaccionar con violencia, condenando fuertemente a las autoridades oficiales de Israel, especialmente al Poder Judicial, a quien consideran un enemigo declarado que en varias oportunidades declara ilegales dictámenes pronunciados por tribunales rabínicos.
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