Los Hermanos Musulmanes aseguraron que su candidate, Mohamed Mursi recibió el 51,8% de los votos frente al 48,1% que obtuvo Ahmed Shafiq. 24,6 millones los votos fueron emitidos con el 98% de los más de 13.000 centros electorales escrutados.
En una comparecencia ante los medios, Mursi declaró su victoria. Los partidarios del grupo fundamentalista, prohibido durante décadas y en varias ocasiones objeto de represión bajo el régimen de Mubarak, salieron a las calles gritando «¡Abajo el gobierno militar!».
«Gracias a Dios que guió al pueblo de Egipto hasta el camino correcto, el camino de la libertad y la democracia», dijo a la multitud Mursi en su sede de campaña en su primera aparición desde la afirmación de la victoria.
Los resultados finales oficiales no se esperan sino hasta el jueves. La declaración de la Hermandad se basa en los resultados anunciados por las autoridades electorales en distintos centros de escrutinio que, en cada campaña, tienen representantes que compilan los números y que se publican antes del anuncio oficial.
Los Hermanos Musulmanes hicieron campaña sobre la plataforma de llevar a Egipto más cerca a una forma de vida basada en la ley islámica, a lo que los militares se oponen e intentan bloquear. «Mursi es el primer presidente civil, elegido por el pueblo egipcio», publicó la Hermandad en su página web.
A su vez, los opositores de Mursi temen que si éste gana, la Hermandad se hará cargo de la nación y la convertirá en un Estado islámico, restringiendo las libertades y transfiriendo a la minoría cristiana y a las mujeres en ciudadanos de segunda clase.
Tratando de movilizar al público en las últimas horas de votación, la Hermandad presentó la presidencia Mursi como la última esperanza para evitar el control total por parte de la Junta Militar de los generales de la era Mubarak.
«Nos deshicimos de un demonio y ahora tenemos 19», dijo Mohamed Kanouna, en referencia a Mubarak y los miembros de la Junta Militar. «Tenemos que hacerles saber que hay una voluntad de las personas por encima de la de ellos».
«Las cosas no han cambiado en absoluto. Es como si la revolución no hubiera ocurrido», dijo Ayat Maher (28), madre de tres chicos, mientras esperaba que su marido vote en el centro de El Cairo. Maher aseguró que votó por Mursi, aunque no cree que haya mucha esperanza para él. «Las mismas personas están dirigiendo el país. La misma opresión y el mismo sentido de la esclavitud. Ellos todavía tienen las llaves para todo», acentuó.
La cuestión ahora será ver cómo un presidente de la Hermandad se llevará bien con los generales militares que han gobernado desde que Mubarak cayó y que todavía tienen poderes que potencialmente pueden paralizar a Mursi.
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