Moshé Maoz es Profesor Emérito de la Universidad Hebrea de Jerusalén, especializado en Islam y Oriente Medio, con énfasis en Siria. Ha dirigido el Instituto Truman para el Avance de la Paz en Oriente Medio y África.
- Profesor Maoz ¿está por caer el presidente de Siria como dan a entender algunos políticos?
- Envidio a quienes parecen saber desde hace meses que Bashar al-Assad está por caer en cuestión de semanas. No sé cómo lo saben. Yo no lo veo así. Quisiera que Assad caiga, pero lamentablemente, la relación de fuerzas está de su lado. Están con él los oficiales de su ejército, que en su mayoría es alawita, aunque no todos. Aquí hay una alianza de sangre. A diferencia de lo que sucedió en Egipto, donde el ejército abandonó al presidente Mubarak, aquí los oficiales saben que si Assad se va, a ellos los matan. Alawitas serán alawitas para todos.
- La mayoría, pero no todos. Hay oficiales sunnitas, cristianos, circasianos. También los servicios secretos están con él; varias unidades especiales del ejército; la nueva clase media a la que ya el padre del actual presidente, Hafez al-Assad, se preocupó de «mimar», lo cual Bashar siguió haciendo. Tienen interés en la preservación del régimen, especialmente la clase media urbana, más que nada en las ciudades de Aleppo y Damasco.
- Donde ya hubieron algunos choques...
- Así es. Y no pocos sunnitas lo apoyan. Claro que los alawitas son la columna vertebral del régimen. Aunque la impresión es otra, no todos se rebelaron contra Bashar. Claro que los insurgentes no son pocos y que además son muy heroicos, pero no pocos cristianos, sunnitas, alawitas, temen al desorden, la división interna; y temen sumarse a la rebelión. Pero además, esos sectores deben al régimen su progreso. En 1963 hubo una revolución social y económica con el partido Baath, hace ya muchos años de ello; se ha visto mucha movilidad en sectores que han mejorado su posición.
También está por cierto el tema de la indoctrinación en las escuelas, en todos los marcos posibles, de acuerdo al espíritu del Baath; ya lleva muchos años. No es que todo entra, pero mucho sí.
- Y claro que también incide la situación de la oposición...
- Por supuesto. La oposición es débil; está dividida. El Ejército libre de Siria tampoco tiene mucha fuerza y está muy dividido internamente. Todo esto no va en favor de los rebeldes. Y no podemos olvidar que hay ayuda de afuera. El régimen de Assad tiene apoyo de Irán, tanto en dinero como en armas y petróleo. Están Rusia, China, y menos abiertamente también de Líbano e Irak llega apoyo. No hay intervención extranjera y por lo tanto, por ahora, Assad se mantiene ya que está claro que no da el brazo a torcer. No podrán derribarlo los deseos de mucha gente de que desaparezca.
- Su explicación es racional y la hace en base a un análisis concreto de los hechos. Y al mismo tiempo, debo confesarle que a pesar de todo eso, me pregunto cómo es que puede suceder algo así. Cada vez que se informa sobre lo que sucede en Siria, cada vez que se reporta sobre nuevos y peores incidentes cruentos, a veces cientos de muertos en un día, me pregunto cómo es que alguien puede pensar que «le conviene» que ese régimen se mantenga a pesar de las masacres que perpetra. ¿No es algo que puede disuadir hasta a los firmes aliados?
- Es cierto que las masacres que Assad comete pueden tener un efecto disuasivo que atemorice, pero también puede enfurecer a muchos soldados sunnitas cuyos parientes pueden estar entre los muertos. Si hay una deserción masiva de tropas, con tanques y comandantes, la situación puede cambiar. Pero por ahora, lamentablemente, esto no sucede. Y hay también precedentes de situaciones similares, en las que el régimen tampoco cayó como se pensaba; como en Irak.
- Claro; hubo fuertes revueltas ya antes de la entrada estadounidense que terminó con él.
- Así es. A comienzos de los 90, los kurdos se levantaron en el norte, los chiítas en el sur, los norteamericanos prohibieron a Saddam Hussein volar a intervenir en esas zonas; él lo hizo igual y perpetró masacres tanto contra los kurdos como contra los chiítas. Hasta que los norteamericanos no invadieron Irak físicamente, recién en el 2003, Saddam logró mantenerse en el poder. Claro que a él lo ayudó el hecho que tenía petróleo, algo que a Siria le falta.
- Toda la situación económica en Siria es compleja.
- Por supuesto. No es nada fácil. La economía está mal, pero aún no en una situación tan terrible como para que caiga el régimen. Irán los apoya también en este sentido. El hecho es que Bashar aguanta, no da el brazo a torcer, y aquí no vemos fenómenos que vimos en otros levantamientos; no oímos de embajadores sirios que dejan el cargo y «desertan».
- Hablando de desertar, Hamás ha dejado su comandancia en Siria y toda su gente se ha ido del país. ¿Por qué? ¿No quieren que parezca que apoyan al régimen?
- Creo que es evidente que no pueden quedarse cuando Assad está cometiendo tantas matanzas de musulmanes. Vemos una actitud fuerte en este sentido también de parte de Turquía, que era una aliado muy estrecho de Bashar; pero cuando él comenzó a matar musulmanes, no lo aguantaron más. Sintieron solidaridad. Claro que también habrán sentido que el régimen se debilita.
- Bueno, el tema de matanzas de musulmanes en el mundo árabe no es nada nuevo, pero aquí se ve que no les quedaba nada bien...
- Todo el mundo sunnita está en contra.
- A pesar de la magnitud de lo que sucede, nada se movió en la ONU...
- Recordemos que ya hubo masacres más grandes todavía. Lo que hizo el padre de Bashar, el presidente Hafez al-Assad en Hama en 1982 fue mucho más grave aún, de mayor envergadura. En aquellos tiempos había menos medios, la televisión no funcionaba como hoy, y se vio menos, pero la matanza fue cometida. También Saddam en Irak, de los kurdos en Halabcha. ¿Y Sudán? Mataron a dos millones de sudaneses del sur, a tantos en Darfur; y ese régimen todavía está en pie.
- Profesor Maoz, aunque usted conoce bien la materia, el trasfondo de Bashar al-Assad y la casa en la que creció, ¿hay algo en su comportamiento que a pesar de ello logra sorprenderlo?
- Si hablamos del hogar en el que creció, recordemos ante todo que su padre era más cruel todavía que él. Eso no se medía sólo en la dimensión de la masacre que cometió en Hama sino también en el terrible sistema de torturas. El régimen de Bashar también, sin duda, es sumamente cruel. No soy sicólogo, pero diría que Bashar está luchando por su vida y cree que esta brutalidad puede disuadir. Cuando su padre masacró a los Hermanos Musulmanes en aquel entonces, pensaba que con ello los neutralizaría por mucho tiempo. Y así fue durante años.
- ¿Cuál es la situación actual de los Hermanos Musulmanes? ¿Logran levantar cabeza? ¿Y cómo evalua la situación general de la oposición siria hoy? Ya dijimos que está muy dividida…
- Es difícil saberlo. No están unidos. Parte de los líderes están en el exterior. Por otro lado hubo algunas amnistías y algunas de las figuras opositoras volvieron. Creo que para Bashar el peor escenario posible es que haya una deserción masiva de tropas y que se sumen a los Hermanos Musulmanes, que a pesar de los golpes recibidos, están más organizados que otros; por ejemplo en el sistema de mezquitas, a través del marco religioso. Recordemos que en Egipto, los jóvenes de la «primavera árabe» no fueron los que lograron la victoria en las elecciones. Los Hermanos Musulmanes son más populares. Se suele decir que si cae Bashar, vendrán los Hermanos Musulmanes, pero yo no estoy tan seguro.
- Siria es un país de minorías, pero los sunnitas son de todos modos la mayoría...
- Por supuesto; son aproximadamente el 65%. Los kurdos, que no son árabes, son un 10%, una minoría importante; y hay varias más.
- Sea como sea, usted dice que no está claro para nada que Bashar está por caer...
- En absoluto. A veces las insurrecciones no funcionan. La Liga Arabe no tiene interés en que Siria quede desmembrada. Lo más probable es que ahora que los rusos llegan, se anuncien ciertos arreglos cosméticos, y que nada cambie. No creo que realmente todos tengan interés en que él caiga. No sé si es el interés de Israel tampoco.
- Bueno que lo menciona; quería preguntarle sobre la visión israelí del tema.
- Si se logra, inclusive a través de los Hermanos Musulmanes, cortar el vínculo entre Siria por un lado e Irán y Hezbolá por otro, eso sería bueno. En este caso, Israel ganaría. La pregunta es cómo los Hermanos Musulmanes verán a Israel. Está claro que no sería un régimen de democracia liberal. Quizás estarían dispuestos a un acuerdo sobre el Golán; pero no está claro. Lo seguro es que quien determinará las cosas será quien tenga la fuerza militar. No depende de elecciones, sino de fuerza.
- Para terminar, volvamos a Israel. Hay quienes dicen que Siria podría atacar a Israel para desviar la atención de la insurgencia en su contra.
- No creo que sea cierto. Creo que sabe que recibiría un golpe tal de Israel, que no le conviene. Israel podría destruir su ejército; y ahí sí que cae el régimen.
Fuente: Semanario Hebreo de Uruguay
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