No puedo escribir estas líneas sin pesar al comprobar otra vez el arraigo del enano fascista que albergamos.
Las tibias disculpas que emitió Página 12, son insuficientes en un diario que se expresa contra toda forma de discriminación
La ausencia notoria de los organismos de derechos humanos para hacer una declaración de repudio, como merecía este hecho.
¿Qué pensarían Hebe de Bonafini o Estela Carlotto si hicieran un brulote de estas características con los desaparecidos? ¿Y los diputados y senadores? Como cuerpo, sería pedir demasiado, pero ¿a nivel personal?
¿Donde están los opinólogos que circulan por todos los programa? Abogados, políticos, comunicadores, artistas.
¿Y la izquierda de buena conciencia? ¿Y los panelistas de 6,7,8 que callan, entonces otorgan?
Por supuesto, poco se puede esperar de AMIA o DAIA cuyas autoridades, desde hace bastantes años, no tienen capacidad intelectual y a veces moral para plantear estos temas e instalarlos con coraje en la sociedad.
Del joven, Gustavo Sala, escuché por casualidad en una radio una endeble autodefensa justificando su brulote con soberbia. ¡Sí, encima con soberbia! ¿No da para pensar? No es un burdo imitador del kitch irónico que practica la revista Barcelona, si no la copia lisa y llana de textos y dibujos al mejor estilo de los nazis que atosigaban a la población para menoscabar a los judíos.
Todo igual. Narices ganchudas, cuerpos encorvados, vestimenta raída y sucia.
Ya el título produce escozor: «Una aventura de David Gueto, el DJ de los Campos de Concentración».
Y quien lo piensa en esos términos, lo conlleva como imagen interna cuya conciencia sale a la luz cuando lo explicita, como en esta viñeta.
Pero vuelvo al comienzo. No me preocupa el skinhead de estas pampas, sino todos los que con su silencio estimulan para que estas situaciones continúen.
Sabemos que hay una denuncia en el INADI ¿Alguien la conoce? Y no es una fantasía paranoica y aunque lo fuese ¿no lo justifica los 6.000.000 de asesinados en forma brutal y degradante?
Como expresa el filósofo George Steiner: «Dentro de nuestra barbarie actual funciona una teología extinta, un cuerpo de referencias trascendentes cuya muerte lenta e incompleta ha dado lugar a formas sustitutivas paródicas».
La parodia o el grotesco son derivaciones del arte que suelen hacer más digerible ciertos dramas como Moliere, quien jerarquizó el género.
Es necesario querer y conocer a fondo los vericuetos del alma para hechar mano a la sátira y la burla sin ofender ni herir al otro. Para eso se necesita trabajar en la educación diaria familiar y escolar con el respeto hacia el diferente.
Aún nos falta, como país, recorrer un largo camino.
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