La presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, defendió su derecho a opinar cuantas veces considere necesario sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman y sugirió, entre líneas, que el hecho se trató de un asesinato enmarcado en el conflicto árabe-israelí.
Además, volvió a vincular la muerte con Diego Lagomarsino al recordar un tuit de 2013 «agresivo hacia mi persona» del técnico informático que fue colaborador de Nisman durante los últimos ocho años.
En ninguno de los casos, Cristina Fernández dio nombres ni precisiones. Se pronunció políticamente al hacer tales aseveraciones por cadena nacional durante una hora, sentada en una silla de ruedas en la que convalece de la rotura de su tobillo derecho; con su jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, y su ministro de Economía, Axel Kicillof, a sus lados, y rodeada de sus ministros y de 14 gobernadores de las 17 provincias con las que poco antes firmó la renovación trimestral del refinanciamiento de sus deudas con la Nación.
«Nadie desde otro poder puede decir a la presidenta que se calle y no hable porque hablar voy a hablar todas las veces que quiera. Los jueces y fiscales hablan también, forman opinión en la sociedad y son los que deciden.
Algunas manifestaciones decían que yo no debería opinar ni hablar: pero todos los argentinos somos iguales. La libertad de expresión y de prensa son para los 40 millones incluida la presidenta y debe ser respetada no sólo para los que critican, insultan o agravian al Gobierno; es para ellos y para nosotros, los que pensamos de otra manera», subrayó sobre el final de su discurso.
Cristina consideró «predemocrática» la posición de quienes consideran que la jefa de Estado no pueda opinar públicamente sobre un caso de conmoción pública, como la muerte de Nisman.
Insistió: «La libertad radica en que todos podemos hablar. Es como que yo diga que los jueces y fiscales sólo pueden hablar por sus fallos y dictámenes. Pero ellos hablan siempre y están en su derecho».
Así, salió al cruce del vicepresidente de la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, Ricardo Sáenz, quien pidió al Gobierno que «deje trabajar tranquilas» a la jueza Fabiana Palmaghini y a la fiscal Viviana Fein en el caso de la muerte de Nisman y que la presidenta «debía evitar volver a hablar sobre el caso para no interferir».
También en el cuarto final de su mensaje, hizo una convocatoria a todos los argentinos: «No permitamos, por favor, argentinos, que nos traigan conflictos de afuera, que no son nuestros, a la República Argentina. No permitamos que nos dividan: vayamos a las próximas elecciones en paz, con tranquilidad, con alegría para que el pueblo vuelva a votar y se vuelva a expresar acerca de quién quiere que lo conduzca», dijo.
«Pero no traigamos el drama y la tragedia de otras regiones remotas del mundo, donde se matan, donde se torturan, donde se tiran bombas y misiles, donde se amenazan con el exterminio entre los unos y los otros. Eso no tiene que ver con nuestra historia. Peleémonos, discutamos, pero sólo por las cosas nuestras. Toda esa mugre que hay afuera, que nadie la traiga adentro. Defendamos a la Argentina más que al Gobierno», agregó.
«Estoy en pleno ejercicio de mis funciones: un poco averiada, como la batalla naval, pero jamás hundida», sentenció.
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