El semanario brasileño «Veja» entrevistó a tres ex integrantes del gabinete de Hugo Chávez, en Venezuela, que estuvieron presentes cuando el fallecido mandatario y el entonces presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, discutieron sobre el accionar del fiscal argentino Alberto Nisman, a cargo de la investigación de la causa AMIA.
La mutual judía de Buenos Aires fue atacada en 1994 por un coche bomba que dejó 85 muertos y el fiscal seguía la pista iraní, pero murió en enero de este año, poco después de denunciar a la presidente Cristina Fernández de Kirchner por encubrir las responsabilidades del gobierno de Teherán en el atentado.
Según los ex funcionarios chavistas citados por «Veja», «representantes del gobierno argentino recibieron grandes cantidades de dólares en especies. A cambio de dinero Irán pidió que la autoría del atentado fuese encubierta», dijeron los chavistas desidentes.
Además, el acuerdo incluiría intercambio sobre tecnología nuclear: «Los argentinos también debían compartir con los iraníes su larga experiencia en reactores nucleares de agua pesada, un sistema antiguo, caro y complejo, pero que permite la obtención de plutonio a partir de uranio natural», relató «Veja».
La cumbre Chávez-Ahmadinejad se llevó a cabo el 13 de enero de 2007 en el Palacio de Miraflores de Caracas. Estaban los dos mandatarios, sus guardias de seguridad, y la primera plana del gobierno chavista. Poco antes del mediodía, cuando compartieron el almuerzo, los disidentes exiliados relataronn que se produjo el siguiente diálogo:
Ahmadinejad: Es un asunto de vida o muerte. Preciso que intermedie con Argentina por una ayuda para el programa nuclear de mi país. Precisamos que Argentina comparta su conocimiento sobre tecnología nuclear. Sin la colaboración de este país, será imposible avanzar en nuestro programa.
Chávez: Muy rápidamente. Haré eso, compañero.
Ahmadinejad: No se preocupe por los gastos que requiera esta operación. Irán respaldará con todo el dinero que sea necesario para convencer a los argentinos. Tengo otra cuestión. Preciso que desaliente a Argentina de insistir con Interpol para que capture a las autoridades de mi país.
Chávez: Me encargaré personalmente de ello.
Los chavistas disidentes que dialogaron con «Veja» desde Washington dijeron haber tenido participación directa en las gestiones ordenadas por Chávez para atender el pedido de impunidad de Ahmadinejad.
Los dos presidentes evaluaron que comprar títulos de la deuda argentina era una oportunidad para impulsar el acuerdo con el gobierno kirchnerista.
«Veja» explicó que el Tesoro de Venezuela compró 1.800 millones de dólares en esos bonos en 2007. A fines de 2008, Caracas poseía unos 6.000 millones en esos títulos. El negocio para Argentina fue «formidable», aseguró la revista brasileña: «Néstor y Cristina hicieron varios agradecimientos públicos a Chávez por esta operación financiera», recordó.
Según las fuentes de la publicación brasileña, el gobierno argentino recibiría una buena cantidad de dólares por lo pactado. Uno de estos tres ex funcionarios contó que la famosa valija de Guido Antonini Wilson, con 800.000 dólares, provenía del régimen iraní y tenía como destino la campaña presidencial de Cristina Kirchner, y que Chávez sólo fue el intermediario. «El dinero era originario de Irán para la campaña de Cristina Kirchner», manifestó a «Veja».
Coincidentemente con la detención de Antonini Wilson, Chávez realizó 48 horas después una visita oficial a Buenos Aires. Uno de los ex miembros del gobierno de Chávez reveló que cuando el caudillo bolivariano se enteró respondió con un improperio y preguntó quién fue el «idiota» que coordinó la operación.
El tráfico Caracas -Teherán se intensificó y se incluyó a Damasco en las escalas. Los vuelos eran realizados por un Airbus A340 dos veces por mes y además de dinero trasladaba drogas, documentos y equipamientos, en viajes que la cúpula chavista apodó «aeroterror».
«Cuando partía desde Caracas, la nave era cargada con cocaína. La droga era descargada en la capital de Siria, donde era redistribuida por Hezbolá, el grupo terrorista del Líbano. A la vuelta, el avión traía dinero en efectivo y terroristas buscados internacionalmente», agregó Veja.
Luego amplía: «Uno de los principales operadores de los vuelos Caracas-Teherán era el ministro del Interior de Venezuela, Tareck El Aissami, hoy gobernador del Estado de Aragua. La DEA (agencia antidrogas de Estados Unidos) tiene muchos testimonios que señalan al político como enlace entre las FARC y Hezbolá. El Aissami tenía como representante en Siria al libanés Ghazi Nasr al-Din, que a finales de enero entró en la lista de más buscados del FBI. Su misión era producir y distribuir pasaportes venezolanos para ocultar la verdadera identidad de los terroristas que viajaban por el mundo. Entre esos terroristas estaba el clérigo Mohsen Rabbani, citado por Nisman como ejecutor del atentado a la AMIA. Con ese pasaporte, Rabbani viajó secretamente a Brasil al menos tres veces. Aun cuando los vuelos «aeroterror» finalizaron en 2010, Venezuela siguió proporcionando documentos para encubrir a terroristas. Según el grupo de exiliados chavistas, hasta mayo de 2013 el gobierno de Caracas dio refugio al menos a 35 miembros de Hezbolá».
Por otro lado, la revista destacó que el pacto además incluyó secretos nucleares. Según los funcionarios chavistas, ahora radicados en Estados Unidos, ellos no tenían información precisa de las negociaciones en torno a los temas nucleares y si finalmente se llegó a un acuerdo. Sin embargo, en otra de las revelaciones de la nota, aseguraron que quien estaba al tanto del asunto era la por entonces ministra de Defensa argentina, Nilda Garré, hoy embajadora ante la OEA, en Washington.
No sólo eso, de acuerdo a las fuentes de «Veja», Garré (quien fue por unos meses embajadora de Argentina en Caracas) habría mantenido un amorío con el propio Chávez. «Era algo en la línea de 50 sombras de Grey», dijo otro de los ex funcionarios chavistas arrepentido.
«No puedo afirmar que el gobierno de Argentina entregó secretos nucleares, pero sé que recibió mucho por medios legales (títulos de deuda) e ilegales (valijas de dinero) a cambio de algo muy valioso para los iraníes», agregó la fuente.
La tecnología que el régimen teocrático del Ayatolá Alí Jamenei quiere utilizar para dotarse de la posibilidad de construir armas nucleares, según las reiteradas denuncias de Israel, estuvo en la mira de las grandes potencias que aun hoy buscan asegurarse el acceso a las centrales que construye el gobierno de Teherán. Ahmadinejad estaba presionado para desarrollar ese proyecto, pero la suerte de su pedido a Chávez - obtener el asesoramiento de Argentina - no fue monitoreado de cerca por los disidentes que consultó «Veja».
De todas maneras, la publicación señaló que el tema fue tratado por Garré, y consignó que «existen semejanzas entre los reactores nucleares de Arak, en Irán, con el de Atucha, en Argentina. Ambos fueron planeados para producir plutonio, elemento esencial para la fabricación de armas atómicas usando apenas uranio natural. La diferencia es que Arak debería haber entrado en operaciones el año pasado, pero no hay indicios de que eso haya ocurrido efectivamente».
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