El presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, renovó su apoyo al plan de alto el fuego con Israel propuesto por Egipto, horas después de que varios dirigentes de Hamás lo rechazaran.
En declaraciones difundidas al término de una reunión del comité de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), celebrada en Ramallah, Abbás argumentó que Egipto no es el mediador sino «una de las partes implicadas».
«Egipto no es un mero intermediario, sino una de las partes y no vamos a dejar que sea neutral, ni que otro actor pueda llegar para reemplazarlo», afirmó.
Las palabras de Abbás pusieron de manifiesto una vez más las desavenencias con Al Fatah, apoyado por El Cairo, y la organización terrorista palestina que controla Gaza y que aceptan las tesis de Qatar y Turquía.
Izat al Resheq, uno de los delegados de Hamás en el equipo negociador, declaró que su grupo rechaza la iniciativa egipcia, ya que exige la apertura de un puerto y de un aeropuerto, así como de las fronteras con Israel y Egipto, como puntos fundamentales.
«La propuesta egipcia para un alto el fuego permanente está rechazada. Lo que se presentó a la parte palestina en el último momento, antes de abandonar El Cairo, ni fue ni será aceptado», subrayó.
La discusión se centra, sobre todo, en las fórmulas para acabar con el bloqueo económico y el asedio militar de la franja. Todas las facciones palestinas coinciden en dicha exigencia.
El problema radica, sobre todo, en las garantías que exigen tanto Egipto como Israel, que se niegan a que el control de la frontera y de infraestructuras, fundamentales para reconstrucción de la economía y la sociedad en Gaza queden en manos de Hamás.
Israel exige, además, el desarme total de los grupos terroristas, demanda que incluso expertos israelíes, como Daniel Levy, ex consejero del asesinado primer ministro Itzjak Rabín, consideran inviable e inoportuna.
Israel desconfía, además, del Gobierno de transición nacional palestino, formado el pasado junio tras un largo proceso de reconciliación entre Hamás y Al Fatah, y que se aprestó a socavar desde su inicio pese a que en teoría, devolvía a este último parte de las responsabilidades en Gaza.
La parte palestina exige, igualmente, la puesta en libertad de los presos liberados en el canje Shalit y que fueron encarcelados de nuevo el pasado junio, y la apertura de un corredor que una Gaza y Cisjordania, como estipulan los Acuerdos de Oslo a pesar de que Hamás nunca los reconoció.
Según fuentes diplomáticas árabes, las negociaciones siguen centradas en la propuesta egipcia, que incluye la ampliación del alto el fuego primero, y la negociación sobre el puerto y el aeropuerto inmediatamente después.
Además, se estudiaría la reducción de la zona colchón de 300 metros que Israel colocó en su frontera y el despliegue en la misma de fuerzas vinculadas a Al Fatah y a la AP.
En una fase posterior, se abordaría la cuestión de los prisioneros y la devolución de los cadáveres de soldados israelíes que Hamás tiene en su poder.
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