El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, llegó a El Cairo para abordar la lucha contra los yihadistas del Estado Islámico (EI) en Siria e Irak, con el que Washington dice estar «en guerra».
«Estados Unidos está en guerra contra el EI de la misma forma que lo estába contra Al Qaeda y sus aliados en el mundo», declaró el portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, en una rueda de prensa.
En esta guerra contra el EI, tal como lo formuló Earnest, el general retirado John Allen, hombre clave de la guerra en Irak, fue encargado de coordinar la futura coalición.
Kerry se reunió con el presidente egipcio, Abdel Fatah al-Sisi, y con el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al-Arabi, con quienes habló de la coalición internacional que Estados Unidos está formando contra los extremistas sunitas del EI y para la que ya consiguió el apoyo de diez países árabes, entre ellos Egipto.
También hablaron de la Franja de Gaza, de Libia y de la situación de los derechos humanos en Egipto, informaron varios responsables del Departamento de Estado.
Además, Kerry trató de lograr que las instituciones religiosas se pronuncien contra el EI, y que hablen al respecto en sus sermones de los viernes, durante las plegarias semanales en las mezquitas.
En una rueda de prensa conjunta con el ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shukry, Kerry agradeció al presidente Al Sisi que se uniera junto a otras nueve naciones árabes y Turquía a la coalición contra el EI.
Sin embargo, como la mayoría del resto de países firmantes, ese compromiso no se tradujo en acciones concretas. «La ideología extremista es compartida por todos los grupos terroristas y nosotros detectamos cooperación entre ellos y lo que consideramos un peligro para nuestras fronteras», aseguró Shukry, en alusión indirecta a los Hermanos Musulmanes, a los que El Cairo considera una organización terrorista.
Antes de llegar a El Cairo, Kerry estuvo en Ánkara para intentar convencer a Turquía de que integre la coalición. Allí conversó con el ministro de Exteriores turco, Mevlut Cavusoglu, y se reunió más tarde con el presidente Recep Tayyip Erdogan y con el primer ministro Ahmed Davutoglu.
Turquía y Estados Unidos mantienen discusiones sobre el EI y seguirán conversando sobre al apoyo al gobierno iraquí en este asunto, dijo Kerry en una conferencia de prensa conjunta con Cavusoglu.
Ambos países presidirán de forma conjunta un foro de combate al terrorismo que será celebrado durante la próxima reunión de la Asamblea General de la ONU, añadió Kerry.
La visita de Kerry a Ánkara se produjo un día después de que Turquía se negó a firmar un comunicado final en el que los aliados árabes prometieron a Estados Unidos unirse a las acciones militares contra el EI.
El nuevo canciller turco Cavusoglu, quien representó a Turquía en Arabia Saudita, indicó que el EI tiene rehenes turcos, por lo que no firmó la declaración.
Turquía está reticente a participar en las operaciones de combate al EI y se negó a permitir que una coalición dirigida por Estados Unidos ataque a los terroristas con el uso de su territorio por los 49 rehenes turcos, incluyendo diplomáticos y niños, que fueron secuestrados en julio por militantes del EI en el consulado turco de Mosul, Irak.
El jefe de la diplomacia norteamericana asistirá este lunes a una conferencia internacional sobre Irak que tendrá lugar en París, y a la cual Irán, el peso pesado chiíta de la región y aliado de Bagdad, no fue invitado.
Kerry sostuvo que una participación iraní «no sería adecuada», debido a su implicación en Siria, donde Teherán apoya al régimen de Bashar al-Assad.
La conferencia de París, a la cual fueron invitados unos 20 países, «permitirá a cada uno ser mucho más preciso sobre lo que puede o quiere hacer», indicó una fuente del Departamento de Estado.
Para preparar esta conferencia, el presidente francés, François Hollande, viajó el viernes a Irak, donde prometió ayudar «aún más militarmente» a Bagdad en su lucha contra el EI, mencionando una próxima «entrega de material militar».
Hollande visitó en particular Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, donde se reunió con cristianos desplazados. Cientos de miles de personas, pertenecientes sobre todo a minorías, escaparon a principios de agosto hacia esta región autónoma del norte de Irak debido a la ofensiva yihadista.
El mandatario galo, primer jefe de Estado extranjero en visitar Bagdad desde el comienzo el 9 de junio de la ofensiva del EI en el norte de Irak, anunció la creación de un «puente humanitario» para los que quieran abandonar este país.
Así, la gira de Kerry pasa sumar miembros contra el EI y sus operaciones en Irak y Siria va rindiendo sus frutos.
Al término de una reunión con representantes de 10 países árabes realizada en Yeda, Arabia Saudita, el secretario de Estado consiguió el apoyo explícito de esos Gobiernos.
En concreto, Kerry sumó a Arabia Saudita, Bahréin, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Qatar, Omán, Egipto, Irak, Jordania y Líbano.
Los países involucrados emitieron un comunicado conjunto en el que proclamaron el «compromiso de mantenerse unidos contra la amenaza que plantea para la región y el mundo el terrorismo bajo todas sus formas, incluido el Estado Islámico».
Arabia Saudita ya acordó abrir sus bases militares para entrenar a los rebeldes sirios moderados, de acuerdo con Estados Unidos. Otros estados del Golfo Pérsico podrían ayudar con ataques aéreos, como hicieron los Emiratos Árabes Unidos y Qatar en la campaña aérea en Libia en 2011 que ayudó a derrocar al régimen de Muammar Gaddafi. Las naciones del Golfo Pérsico también podrían ayudar con armas, entrenamiento, inteligencia y logística.
Según la CIA, el EI cuenta con entre 20.000 y 31.500 combatientes en Siria y en Irak.
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