El ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, inicia este fin de semana una gira por Egipto, Jordania, los territorios palestinos e Israel, adonde lleva un proyecto de resolución que quiere presentar al Consejo de Seguridad de la ONU con difíciles perspectivas.
En Egipto, Fabius se reunirá con el presidente Abdel Fattah al-Sisi, y luego verá al rey jordano Abdullah II. En Ramallah hablará con el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, antes de hacerlo en Jerusalén con el primer ministro Binyamín Netanyahu con quien seguramente dialogará también sobre el acuerdo entre las potencias mundiales e Irán por su programa nuclear que debe firmarse a finales de este mes.
Con su visita, Fabius quiere «debatir las propuestas para una solución del conflicto israelí-palestino», que para Francia pasan por dos Estados. «La creación de un Estado palestino viable junto a Israel con fronteras seguras y reconocidas».
En diciembre, el Parlamento francés aprobó con la mayoría socialista el reconocimiento de un Estado palestino. El voto no es vinculante, pero pese a ello Fabius consideró que si en un plazo de dos años no hay avances, entonces «Francia debería hacer honor a su responsabilidad con el reconocimiento inmediato de Palestina». De hacerlo, sería el primer país occidental que da un paso semejante.
Es posible que Francia se plantee presentar su proyecto de resolución a la vuelta del viaje de Fabius. Pero sobre el terreno la situación no es nada positiva. Más de un año después de la ruptura de las negociaciones, ambas partes afirman tener voluntad de acercamiento pero se acusan mutuamente de torpedear todos los esfuerzos.
La reciente reelección de Netanyahu en Israel y las acciones unilaterales de Abbás en la ONU hacen muy improbable que el diálogo vuelva a abrirse.
Otra bomba de tiempo es la Franja de Gaza, donde la reconstrucción después de la guerra del año pasado avanza muy lentamente. Hay barrios enteros del enclave, densamente poblado, que siguen en ruinas. La comunidad internacional prometió ayuda, pero ésta casi no llega.
Y nuevos ataques con cohetes desde el territorio palestino estas semanas aumentaron la preocupación de que vuelva a haber una confrontación violenta entre Hamás, que gobierna la franja, e Israel.
A ello se suma que la atmósfera en Israel es muy sensible ante el gobierno francés. La empresa de telecomunicaciones Orange anunció hace poco que se retiraba del país por la mala marcha de los negocios, pero la decisión se interpretó como un boicot a la política de asentamientos judíos que impulsa el ejecutivo de Netanyahu. El director general de la firma, Stéphane Richard, tuvo que dar marcha atrás y Orange se queda.
Además, en los últimos meses se nota en el país galo un inquietante aumento en el accionar de grupos antisemitas y yihadistas reflejado en numerosos actos de violencia contra instituciones, comercios y civiles judíos, como el ultimo atentado en el supermercado kosher de París que dejó cuatro muertos y siete heridos.
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