España impulsó en la ONU una segunda edición de la Cumbre de Madrid, que en 1991 sentó las bases para una solución en el conflicto entre palestinos e israelíes, teniendo en cuenta la situación de extrema gravedad que se vive ahora.
«Tengo la sensación de que el tiempo se está agotando», afirmó el ministro español de Exteriores, José Manuel García-Margallo, en una rueda de prensa para referirse a la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU que presidió.
El ministro, cuyo país preside este mes ese órgano de Naciones Unidas, dijo que la idea es que en esa reedición de la Cumbre de Madrid, aún sin fecha definida, se reúnan todas las partes «para poner encima de la mesa los problemas y hacer el diagnóstico».
También, añadió García-Margallo, para «llegar a una hoja de ruta compartida por toda la comunidad internacional y seguida por las dos partes que tienen que dialogar», palestinos e israelíes.
La Cumbre de Madrid sentó por primera vez en una misma mesa a israelíes y palestinos en un diálogo que permitió comenzar a hablar de un proceso de paz entre las dos partes.
En esa conferencia se concretó por primera vez el principio de «paz por territorios» contemplado en las resoluciones 242 y 338 de la ONU.
Los palestinos debieron acudir integrados en la delegación de Jordania al no reconocerles Israel entidad política propia.
García-Margallo planteó ante la reunión del Consejo de Seguridad la idea de convocar una Cumbre de Madrid-2 con el fin de facilitar el diálogo directo entre las partes y establecer una «arquitectura internacional» hacia la solución de dos Estados.
«Llegó la hora para que nos juntemos todos con el espíritu de la Cumbre de Madrid», insistió el ministro español.
Y ello porque, como se destacó en la reunión del Consejo de Seguridad, la situación en Oriente Medio «presenta rasgos de extrema gravedad», no sólo por la extensión del extremismo islámico sino por los choques entre palestinos e israelíes.
García-Margallo dijo que en el Consejo se coincidió en esa preocupación y algunos países expresaron su temor de que se esté en vísperas de una tercera Intifada, «e incluso en un nuevo conflicto en la Franja de Gaza».
También se expresó el peligro de que, en medio de la ola de violencia en Jerusalén y en Cisjordania, el Estado Islámico (EI) «pueda tener un papel relevante en Palestina» si no se llega a una «solución urgente» para evitar una escalada de violencia.
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