El Consejo de Seguridad de la ONU se unió para reclamar al mundo el uso de «todas las medidas necesarias» para acabar con el Estado Islámico (EI) y la amenaza «sin precedents» que plantea desde sus posiciones en Siria e Irak.
Por unanimidad, los quince miembros del máximo órgano de decisión de Naciones Unidas adoptaron la resolución 2249, impulsada de urgencia por Francia en respuesta a los atentados del pasado viernes en París.
«Frente al EI, tenemos a la humanidad en común. Nosotros, los pueblos de las Naciones Unidas, tenemos el deber de defenderla», señaló el embajador galo, François Delattre.
El texto propuso «redoblar y coordinar» la lucha antiterrorista, expresó la intención de ampliar las sanciones contra individuos y entidades vinculadas con el EI y pidió hacer más para detener el flujo de terroristas extranjeros hacia Oriente Medio.
Pese a su petición de usar «todas las medidas necesarias» contra los yihadistas, la resolución no invocó el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, que proporciona tradicionalmente el marco legal para el empleo de la fuerza. Se trata, más bien, de un llamamiento político a la acción y de una forma, según Francia, de enmarcar las acciones contra el EI dentro del ordenamiento jurídico internacional y dejar clara la unidad de la comunidad internacional.
El documento condenó en «los términos más duros» los «horrendos ataques terroristas perpetrados por el EI» en junio en la ciudad tunecina de Susa, en octubre en Ánkara y con el derribo de un avión ruso sobre el Sinaí y el pasado viernes en París, así como todos los demás atentados cometidos por el grupo.
Según el Consejo de Seguridad, la organización yihadista «tiene la capacidad y la intención de llevar a cabo más ataques» y representa una «amenaza global y sin precedentes a la paz y seguridad internacionales».
Delattre se hizo eco de las palabras del presidente francés, François Hollande, y aseguró que el EI cometió en París un «acto de guerra» contra Francia. Ante esa agresión, el Gobierno galo tiene una «determinación absoluta» para combatir a los terroristas y buscará lograr «la movilización más amplia posible» de la comunidad internacional en ese esfuerzo, aseguró.
Pese a que todos los miembros del Consejo respaldaron la resolución, este órgano volvió a mostrar en los últimos días la clara fractura entre las potencias occidentales y Rusia que sigue existiendo en torno al conflicto sirio. Después de que Francia anunciase que llevaría a la ONU la cuestión, Moscú presentó otro borrador de resolución, con un carácter más general y basado en otro que trató sin éxito de sacar adelante a finales de septiembre.
El problema principal de ese texto era que demandaba el «consentimiento» de los Estados para actuar contra el terrorismo en su territorio, lo que para Francia o Reino Unido suponía dar un espaldarazo inaceptable al régimen sirio de Bashar al-Assad.
El embajador ruso, Vitaly Churkin, respaldó la iniciativa francesa como un paso adelante para crear un «frente antiterrorista» e insistió en que esa es también la intención de Rusia, que lleva desde septiembre abogando por una «gran coalición contra el EI».
Churkin aseguró que seguirá trabajando para la adopción del texto ruso y tachó los «intentos de algunos miembros por bloquearlo como una política miope».
Una coalición liderada por Estados Unidos lleva más de un año atacando desde el aire posiciones del EI en Siria e Irak, mientras que Rusia comenzó en septiembre sus propios bombardeos, que según Occidente golpeaaron mayoritariamente a otros grupos de oposición, no sólo a los yihadistas.
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