Los sistemas de misiles antiaéreos S-400, que desplegó Rusia en la base aérea siria de Hmeymim, en Latakía, no representan una amenaza directa a Israel, consideró Abraham Assael, director del Instituto Fisher de Estudios Aéreos y Espaciales, cerca de Tel Aviv.
Los S-400, fueron colocados para proteger a los aviones rusos que despegan desde Hmeymim, fueron trasladados a Siria después de que cazas turcos derribaran un bombardero Su-24 ruso.
Las características del sistema S-400 permiten controlar el espacio aéreo no solo de Siria, sino también de los países vecinos, incluido el Aeropuerto Ben Gurión cerca de Tel Aviv.
En opinión de Assael, los misiles no amenazan directamente a Israel debido en primer término a las buenas relaciones que mantienen Rusia e Israel.
También es importante la existencia de mecanismos de intercambio de información entre militares de ambos países y la complejidad del propio S-400 que excluye su uso por los enemigos del Estado judío.
«Evidentemente la Fuerza Aérea israelí deberá tomar en consideración el factor de presencia de estos misiles y por lo tanto tendrá gran importancia el intercambio de información», recalcó Assael.
Refiriéndose a la complejidad técnica del S-400, dijo que «sólo los rusos saben cómo manejarlo».
De manera que el único problema sería un error cometido por alguien a la hora de evaluar las intenciones de una o de otra parte», apuntó.
Un alto cargo en la Fuerza Aérea israelí también dijo estar seguro de que las relaciones entre Rusia e Israel excluyen la posibilidad de incidentes como el ocurrido el martes, cuando fue derribado el avión ruso.
«Nuestra política consiste en no atacar, ni derribar ni tirotear ningún avión ruso; no lo hacemos nosotros ni lo hacen ellos», comentó el oficial citado por el diario «Yediot Aharonot».
«Incluso si los aviones israelíes captan con radar un avión ruso como blanco, no lo derribarán. Porque Rusia no es nuestro enemigo, sino todo lo contrario», declaró.
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