El acuerdo nuclear entre Irán y las grandes potencias mundiales entró en vigor luego de que la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) confirmara el cumplimiento de las exigencias a la República Islámica, e inmediatamente Estados Unidos y la Unión Europea (UE) anunciaran el levantamiento de las sanciones que afectan a Teherán.
«Irán finalizó con las etapas preparatorias necesarias para iniciar la puesta en marcha del acuerdo del 14 de julio de 2015», declaró el secretario general de la AIEA, Yukiya Amano, en un comunicado publicado en Viena.
Poco después, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y la responsable de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini, anunciaron el levantamiento inmediato de las sanciones punitivas que pesan sobre Irán.
Más tarde, el Consejo de Seguridad de la ONU levantó sus sanciones a Irán, según anunció desde Nueva York la delegación española de ese organismo, que preside el comité de sanciones a Irán.
«Cada una de las vías hacia una bomba nuclear fueron cerradas de forma verificable, lo que hace a Oriente más seguro», afirmó Kerry ante la prensa.
Minutos después, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó la orden ejecutiva para levantar las sanciones económicas contra Irán, según informó la Casa Blanca.
En el texto, el presidente, que notificó al Congreso su decisión, señaló que el cumplimiento de esas exigencias por parte de la República Islámica «marca un cambio fundamental en las circunstancias respecto al programa nuclear de Irán».
Sin embargo, el presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Paul Ryan, rechazó el levantamiento de sanciones económicas.
Kerry destacó que el acuerdo nuclear, pactado en julio pasado, demuestra el «poder de la diplomacia» para superar desafíos.
La resolución diplomática a este diferendo marca un acercamiento entre Estados Unidos e Irán - países que rompieron sus relaciones diplomáticas en 1980 -, resaltado por el intercambio de prisioneros que ambos países realizaron, y que incluyó la liberación del corresponsal en Teherán del diario «The Washington Post».
Tras una prolongada jornada de negociaciones, con contactos diplomáticos a alto nivel para superar las últimas diferencias, entre las seis grandes potencia mundiales e Irán, a última hora del sábado el anunció de la AIEA puso fin a más de una década de conflicto por el programa nuclear iraní.
La AIEA debía verificar y confirmar, entre otras medidas, el desmantelamiento de gran parte de las centrifugadoras para enriquecer uranio, así como la reconversión del reactor de agua pesada en Arak y el envío de uranio enriquecido a Rusia.
Mogherini, quien negoció en nombre del Grupo 5+1 (Estados Unidos, Francia, China, Reino Unido, Rusia y Alemania), estuvo reunida durante toda la jornada con el canciller de Irán, Mohamad Yavad Zarif, en el palacio vienés de Cobourg, donde se firmó el acuerdo en julio pasado.
Con la puesta en marcha definitiva del acuerdo, Estados Unidos, la UE y la ONU anunciaron el levantamiento de las sanciones, sobre todo relacionadas con su programa nuclear, pero también comerciales y diplomáticas.
Una vez eliminadas estas sanciones, Irán no sólo podrá disponer de unos 100.000 millones de dólares en activos que se encontraban bloqueados en todo el mundo, sino que también podrá volver al mercado internacional de petróleo sin limitaciones.
La mera perspectiva de esa vuelta a los mercados hizo caer los precios del crudo esta semana hasta niveles no vistos desde 2004.
Irán debe limitar sus capacidades nucleares durante períodos de 10 a 25 años, a cambio de un levantamiento de las medidas punitivas.
Bancos y multinacionales de las potencias mundiales se encuentran negociando desde hace meses su regreso a Irán, país poblado por 77 millones de habitante, que dispone de la cuarta reserva de petroleo y la segunda de gas en el mundo y que ahora podrá exportar libremente sus hidrocarburos.
Durante la jornada, y como presagio de que el cumplimiento del acuerdo sería inminente, Estados Unidos e Irán anunciaron un intercambio de prisioneros entre ambos países, que dejó, entre otros, en libertad al corresponsal del «The Washington Post» en Teherán, Jason Razaian, quien posee la doble nacionalidad irano-estadounidense, acusado y condenado por espionaje.
De su lado, Estados Unidos retiró los cargos contra 14 iraníes, buscados mediante órdenes de captura internacional, y liberó a siete iraníes, seis de ellos con doble nacionalidad irano-estadounidense.
En este intercambio de prisioneros, Irán puso en libertad a un total de cinco estadounidenses, cuatro de ellos también de doble nacionalidad.
La liberación por parte de Irán de los cuatro prisioneros, Rezaian, Said Abedini, Amir Mirzai Hekmatí y Nosratolah Josraví, todos condenados por actividades contrarias a la República Islámica constituye un importante apoyo al gobierno de Barack Obama para justificar su compromiso con el acuerdo nuclear frente a la oposición de los republicanos en el Congreso.
En otro indicio de que el levantamiento de las sanciones se cumpliría en el día estipulado, la República Islámica encargó 114 aviones a la empresa Airbus, según lo dio a conocer el ministro de Transporte, Abbás Ajundi, a medios locales iraníes.
La aviación civil iraní sufrió fuertemente durante los últimos diez años a causa de las sanciones económicas. Por eso, su modernización se cuenta entre las prioridades del gobierno de Teherán tras la implementación del acuerdo nuclear.
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