El incremento de los actos de vandalismo antiárabes y anticristianos en Israel preocupa a las autoridades, que recibieron numerosos llamados a actuar contra sus autores cuando faltan dos semanas para la visita del Papa Francisco.
La hija del primer ministro Itzjak Rabín, asesinado en 1995 por un judío extremista, comparó la impunidad de los delincuentes con la clemencia que encontraron los autores de los llamados al odio hace 19 años.
«El clima actual me recuerda al ambiente de odio que reinaba en el país antes del asesinato de mi padre», declaró Dalia Rabin a la radio militar Galei Tzáhal.
Estos actos de vandalismo, calificados de «crímenes de odio» por las autoridades, forman parte de lo que sus autores llaman «el precio a pagar» o «etiqueta de precio».
Tanto los colonos extremistas como los militantes de extrema derecha intensificaron en los últimos meses sus agresiones contra palestinos, árabes israelíes e incluso contra el Ejército israelí, en reacción a decisiones gubernamentales que consideran hostiles a sus intereses o a actos atribuidos a los palestinos.
Lugares de culto musulmán y cristianos también fueron objeto de actos de vandalismo.
Decenas de lápidas del cementerio del hospital Shaar Menashé, ubicado en el Consejo Regional Menashé, en el norte de Israel, fueron destruidas. Sobre otras se pintaron inscripciones en las que se podía leer «Muerte a árabes y cristianos. Un Estado sólo para judíos».
El jefe del Consejo Regional, Ilán Sadé, criticó duramente los actos de vandalismo «cometidos a sólo 20 metros de un hostal para sobrevivientes del Holocausto» e instó al Gobierno a tomar medidas «antes de que sea demasiado tarde».
El pasado miércoles, los obispos católicos de Tierra Santa exhortaron a las autoridaes a actuar después de que pintadas pidiendo «matar a los árabes y a los cristianos», atribuidas a judíos extremistas, fueron encontradas en un edificio que pertenece al Vaticano en Jerusalén Este.
«Los obispos están muy preocupados por la falta de seguridad y la ausencia de reacciones en la vida política, y temen una escalada de la violencia», señaló con preocupación el patriarca latino de Jerusalén.
El ministro de Seguridad Interior, Itzjak Aharonovich, afirmó que el Gobierno recurrirá a la detención administrativa contra las personas que cometen esos ataques.
Aharonovich y la titular de Justicia, Tzipi Kivni, participaron en una reunión de urgencia con el procurador general y los jefes de los servicios de seguridad para discutir eventuales medidas represivas.
«El Gobierno tiene intenciones de aumentar las restricciones de movimientos de los sospechosos y de arrestarlos en caso de infracción», dijo Livni.
«Quien no califica estos hechos de terrorismo no puede sorprenderse hoy que también los soldados del Ejército pueden ser víctimas de estos criminales», agregó Livni en clara referencia a los ministros de Economía y de Vivienda, Naftali Bennett y Uri Ariel, ambos miembros del partido ultranacionalista religioso Habait Haiehudí.
El Gabinete de seguridad reforzó en junio los poderes de las fuerzas del orden clasificando a los autores de esos actos como miembros de «organizaciones ilegales», pero se abstuvo de llamarlos «terroristas», contrariamente a las recomendaciones de Livni y del asesor jurídico del Gobierno, Yehuda Wainstein.
De acuerdo con el ministro Ariel «esos actos no pueden ser calificados de terrorismo».
«El terrorismo son asesinatos o intentos de asesinato, no pintadas, aunque en mi opinión sus autores sean criminales», sostuvo.
Según el periodista Ron Ben Yishai del diario «Yediot Aharonot», «para poner fin a ese fenómeno, basta que los servicios de seguridad tomen la decisión de luchar contra los autores de esos actos como saben hacerlo sin la menor complacencia».
«Ese fenómeno no debe ser una fatalidad y ponerle fin debe ser una prioridad», añadió.
La policía israelí confirmó a detención de un sospechoso de 25 años en la localidad de Yokneam, en el norte de Israel, donde vive.
«Arrestamos a un sospechoso que logramos atrapar cuando se disponía a pinchar los neumáticos de un vehículo que pertenecía a un árabe», declaró el comandante de la policía, Yossi Cohen, a Galei Tzáhal.
Una joven del asentamiento de Yitzhar, en Cisjordania, fue arrestada, acusada de amenazar de muerte a soldados israelíes.
La mujer participó en un debate de colonos en Facebook acerca de si está permitido lanzar piedras a soldados del Ejército y matarlos en caso de que éstos venga a desalojarlos.
La joven opinó que «en última instancia y si no hay más remedio, se podría llegar a matarlos para impedir cualquier intento de desalojo».
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