Cientos de palestinos levantaron un campamento en la zona E-1, en Cisjordania, donde Israel anunció recientemente que piensa construir miles de viviendas entre Jerusalén y el asentamiento judío de Maalé Adumim.

Dichos planes israelíes fueron muy criticados por EE.UU y el resto de la comunidad internacional, que consideran fundamental la preservación de ese territorio estratégico para garantizar la continuidad territorial en un futuro Estado palestino.

Con esta iniciativa, los activistas palestinos protestan contra el crecimiento de los asentamientos israelíes.

«Nosotros, hijos e hijas de Palestina procedentes de toda nuestra tierra anunciamos la creación de la aldea de Bab Al Shams (lPuerta del sol, en árabe). Nosotros, sin permiso de los ocupantes ni de nadie, nos asentamos aquí porque ésta es nuestra tierra». Con esas palabras se inició el comunicado de los comités populares palestinos, organizadores de la iniciativa.

Una bandera palestina ondeaba junto a las 25 tiendas de campaña que los activistas empezaron levantar a primera hora del viernes en un terreno situado entre Jerusalén y Jericó.

La Policía israelí acordonó la zona, mientras que los nuevos pobladores del campamento anunciaron que no se moverán de allí. En total son 250 palestinos procedentes de toda Cisjordania y también de Israel. La Policía hebrea les entregó una orden de evacuación, pero que la Justicia paralizó de momento la resolución.

El Gobierno del primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, anunció hace algunas semanas nuevos planes para expandir asentamientos, incluido uno que contempla la construcción de 4.000 viviendas en E-1.

Netanyahu decidió acelerar los planes urbanísticos después de que los palestinos lograran el reconocimiento como Estado observador no miembro en la ONU.

Los anuncios israelíes se produjeron también a escasas semanas de la celebración de las elecciones generales, en las que los intereses de los habitantes de los asentamientos, el creciente aislamiento internacional de Israel y las tensiones con Washington ocupan un destacado lugar en la campaña.

La aparición de Naftali Benett, un líder ultranacionalista religioso a la derecha de Netanyahu, defensor de los asentamientos, despertó un creciente nerviosismo en el partido Likud de Netanyahu, dispuesto ahora a pelear por cada voto contra esa facción.

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