Egipto vive días sangrientos tras el golpe de Estado militar que destituyó a Mohame Mursi del poder. El periodo de transición anunciado por las Fuerzas Armadas está dando lugar a cruentos choques entre los islamistas que reclaman la vuelta del presidente derrocado y sus detractores.
El canal árabe Al Jazeera informó de 52 muertos y más de 2.600 heridos en enfrentamientos entre ambos bandos en distintas localidades del país.
El líder de la organización islamista Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie, reiteró su respaldo a Mursi, y negó haber intentado huir del país y haber sido detenido.
«Me enorgullezco de mi presidente Mursi, quien es presidente de todos los egipcios», afirmó Babie durante una manifestación en favor del ex mandatario frente a la mezquita cairota de Rabaa al-Adawiya.
«Esta manifestación refleja a todo Egipto, con sus diferentes facciones», manifestó, antes de subrayar que la organización islamista «no abandonará las calles hasta que Mursi sea reinstaurado en el cargo», según informó el diario israelí «The Jerusalem Post».
«Conseguiremos recuperar los derechos del pueblo egipcio, que fueron despojados con esta desgraciada conspiración», agregó, mientras los manifestantes coreaban cánticos contra el jefe del Ejército, Abdel Fatah Al Sisi.
Los Hermanos Musulmanes propusieron, además, el inicio de un proceso de diálogo sobre la Constitución para salir de la actual situación de violencia y exigieron el arresto de los miembros de las fuerzas de seguridad responsables de «tácticas opresivas» contra los manifestantes.
En un comunicado de cuatro puntos, la organización islamista reclamó la «reinstauración de la Constitución y el comienzo de un diálogo para el consenso sobre las enmiendas presentadas a la Carta Magna».
Badie insistió en que el pueblo egipcio «devolverá al poder a Mursi sobre sus hombros y sacrificará sus almas por él. Alá es más grande que todos los que derraman la sangre de los mártires revolucionarios. Alá es nuestro testigo», añadió.
Por otra parte, aclaró que no escapó de la orden de detención emitida en su contra. «Estas acusaciones son simples mentiras. No somos cobardes, somos revolucionarios», recalcó.
Badié criticó también al jeque de la Universidad de Al Azhar, Ahmed al Tayyeb, y el papa copto, Tawadros II, que solicitaron la celebración de elecciones presidenciales anticipadas y que se dirigieron a la nación tras el discurso de Al Sisi para respaldar el golpe de Estado.
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