El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, inicia hoy una nueva gira por Oriente Medio marcada por la tensión con Arabia Saudita respecto a Siria e Irán, el deterioro de las relaciones con Egipto y la fragilidad de las tratativas directas entre Israel y la Autoridad Palestina (AP).
A las visitas previstas de Kerry a Arabia Saudita, Israel, Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Argelia y Marruecos se sumó a último momento una escala hoy mismo en Egipto, que será la primera del canciller de EE.UU en ese país desde el derrocamiento por un golpe de Estado del presidente islamista Mohamed Mursi.
Si bien el Departamento de Estado no quizo confirmar hasta ahora la visita a Egipto, el propio Kerry adelantó la semana pasada su intención de volver allí.
«Creo que iremos a El Cairo en algún momento en las próximas semanas e insistí en tener una reunión con la sociedad civil», señaló Kerry en un encuentro con empleados del Departamento de Estado.
Las relaciones entre EE.UU y Egipto se deterioraron a raíz del golpe militar contra Mursi, la posterior represión de las protestas islamistas y la detención de la mayoría de sus líderes.
Muestra de ello fue el anuncio, el pasado 9 de octubre, de que EE.UU congelaría la entrega de tanques, aviones de combate, misiles y al menos 260 millones de dólares en fondos directamente destinados al Ejército egipcio hasta ver progresos en su sistema gubernamental.
Arabia Saudita, la segunda etapa de la gira de Kerry no entraña menos dificultades, dadas las abiertas críticas que Riad dirigió a EE.UU por su incipiente apertura a Irán, su falta de firmeza en Siria y lo que se percibe como un apoyo a los partidarios de Mursi en Egipto.
La visita de Kerry a Riad se produce apenas dos semanas después de que el reino wahabí rechazó su asiento como miembro no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El príncipe Bandar Bin Sultan, jefe de la inteligencia saudita, describió la medida como «un mensaje para Estados Unidos, no para la ONU»; y el pasado martes, otro miembro de la familia real, Turki al-Faisal, calificó de «lamentable» la política de Obama en Siria en un discurso en Washington.
La portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki, subrayó que esos comentarios «no fueron del Gobierno saudita como tal, sino de uno o dos funcionarios», por lo que se espera que Kerry trate de averiguar en Riad si el rey Abdullah comparte las críticas.
Las siguientes paradas, en Jerusalén y Belén, se producen en un momento especialmente frágil en las negociaciones directas entre Israel y la Autoridad Palestina, auspiciadas por EE.UU, después de que algunos funcionarios de la AP instaron a detenerlas debido a que Israel continúa con su política de construcción en asentamientos judíos.
El mismo día, el Gobierno israelí anunció que construirá 1.500 viviendas en asentamientos de Cisjordania y barrios de Jerusalén Este, en un gesto para apaciguar las críticas de la ultraderecha nacionalista religosa por la reciente liberación de terroristas palestinos.
Además, la visita se produce muy poco después de la reunión de siete horas que Kerry y el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, mantuvieron el pasado 24 de octubre en Roma, donde no lograron limar sus diferencias sobre el programa nuclear de iraní.
El conflicto en Siria será previsiblemente el principal tema en la visita de Kerry a Jordania y a Emiratos Árabes Unidos, donde se desplazará antes de viajar a Argel para copresidir el Diálogo Estratégico EE.UU-Argelia, iniciado en octubre de 2012.
La última parada de la gira, que finalizará el 11 de noviembre, será Rabat, donde Kerry participará en una reunión similar a la de Argelia con el ministro marroquí de Exteriores, Riyad el-Mezouar.
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