El canciller argentino, Héctor Timerman, acusó a la AMIA y la DAIA de un «accionar obstruccionista» que impide el avance de la investigación del atentado en 1994, al presentar su «renuncia indeclinable» como socio de la mutual judía y retirarle a la DAIA el «derecho de hablar» en su nombre.
En una carta enviada al presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky, Timerman fundamentó su decisión en la «certeza que ambas instituciones, con su accionar obstruccionista, continúan impidiendo el avance en la investigación del criminal atentado terrorista ocurrido el 18 de julio de 1994».
Asimismo, expresó que esas organizaciones «alimentan, tal vez sin desearlo, campañas de quienes pretenden usar dicha tragedia para fines contrarios a los intereses nacionales, tanto políticos como económicos y sociales».
El canciller sostuvo que la intención de esas instituciones es «mantener la denuncia contra los sospechosos y al mismo tiempo boicotear toda posibilidad de iniciar el juicio comenzando con obstaculizar los instrumentos de cooperación judicial acordados con Irán», y agregó: «Culpables sí, juicio no».
«Una construcción tan llamativa como que el propio fiscal Alberto Nisman que proveyó las pruebas contra los sospechosos fuese quien lideró junto a los dirigentes comunitarios la intensa campaña contra el instrumento legal que superaba los impedimentos constitucionales que frenaban avanzar con el juicio», dijo en relación al memorándum de entendimiento firmado entre Argentina e Irán, que fue «alabado tanto por Interpol como por Amnistía Internacional», entre otros organismos.
Por otra parte, señaló en la carta que AMIA y DAIA «volvieron a caer en la vulgar acusación que todo judío que critica su accionar, y no son pocos, sean tildados con el gastado argumento de ser «judíos vergonzantes».
"Deberían recordar que el primer judío en ser acusado de tal forma fue Teodoro Herzl, padre fundador del sionismo moderno, en 1898 cuando fue denunciado por Karl Strauss de odiar tanto a los judíos que quería erradicarlos de Europa», señaló.
Timerman le recordó además a los dirigentes de las instituciones judías que dos organizaciones de familiares de víctimas se expresaron por la constitucionalidad del memorándum y los cuestionó: «¿No les llama la atención estar en veredas opuestas a las víctimas? ¿También se adjudican su representación?».
Luego, calificó como una «escena tan triste» el desfile por los medios del Grupo Clarín de «cualquier dirigente de sus instituciones que desee vilipendiar la posibilidad de que se juzgue y castigue a los culpables del atentado».
A continuación, el titular emparentó esa situación al «drama de la familia Graiver durante la dictadura» y recordó que «días y semanas enteras en los cuales los diarios «Clarín», «La Nación» y «La Razón» junto a los dictadores diabolizaron a los Graiver».
«Si la DAIA y la AMIA se hubiesen mantenido en silencio ya hubiese sido complicidad, pero fue peor: sus dirigentes alimentaron la descripción de la familia Graiver como delincuentes», añadió, y preguntó: «¿También aquellos dirigentes hablaban en nombre de la comunidad? ¿Acaso también eran antisemitas los defensores de los derechos humanos que durante la dictadura criticaban el silencio cómplice de la DAIA y la AMIA?».
El canciller expresó que las víctimas del atentado a la AMIA «nos interpelan a diario y lo seguirán haciendo mientras no se juzgue y castigue a los culpables» y consideró que «no es aceptable que su injusta muerte se convierta en una pieza de ajedrez de los intereses geopolíticos de otros países o grupos partidarios locales».
En ese marco, indicó que no se puede permitir que la memoria de los muertos «sea utilizada como herramienta de presión de los fondos buitres como hacen con la intensa campaña montada en Estados Unidos» y recordó que dos años antes de que Nisman presentara su «canallesca denuncia», los fondos buitres publicaban solicitadas sobre «un supuesto pacto espurio entre Argentina e Irán».
«No los acuso a ustedes de montar una conspiración, los acuso de que vuestro silencio como dirigentes comunitarios valida que la escoria local e internacional utilice a las víctimas para sus fines espurios», manifestó.
Por último, Timerman advirtió en su carta a la AMIA y DAIA que «no alcanza con organizar actos una vez por año» y «menos con invitar oradores sinvergüenzas que se arrogan el derecho de definir traidores y leales, si al mismo tiempo la dirigencia comunitaria impide que avance la causa judicial».
Para finalizar, el canciller le recordó a Jmelnitsky que «ya hay un ex presidente de la DAIA procesado por encubrimiento del atentado» y afirmó que llegará el momento en que otros dirigentes también «deberán rendir cuentas por su accionar ante la justicia, la historia y ante las víctimas que hoy dicen defender».
«Cuando ello ocurra no quiero que aleguen que hablaron en nombre mío, por eso renuncio como miembro de una organización de la cual supimos estar orgullosos y hoy nos avergüenza», concluyó su misiva.
Desde la AMIA confirmaron que recibieron la carta de renuncia y que se «le está dando ingreso formal, como a toda la correspondencia». Además, el secretario general, Mario Sobol, anticipó que tendrá «el tratamiento normal para cualquier socio en la próxima reunión de la Comisión Directiva».
«La nota estaba en la puerta, en seguridad, donde no pueden discernir entre las correspondencias, sino que el procedimiento es revisarlas, pasarlas por los escáneres, juntarlas y subirlas a Presidencia», aclaró.
En un claro ninguneo a la figura del canciller, Sobol expresó: «No nos sorprende en absoluto. ¿Por qué tendría que hacerlo si todos los días recibimos socios nuevos?». Y agregó: «El señor tiene todo el derecho a renunciar».
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