El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, se mostró decidido a seguir adelante con la iniciativa de diseñar la estrategia de expansión y desarrollo de los campos de gas natural del país.
«Estoy decidido a avanzar en una solución realista que traiga gas a la economía israelí. No capitularé a las propuestas populistas que dejan el gas bajo el suelo», afirmó Netanyahu al inicio de la reunión semanal con su gabinete ministerial.
Durante el encuentro se acordó trasferir al seno de este gabinete la autoridad del Ministerio de Economía sobre la toma de medidas para aumentar la cantidad de gas producido en campos de gas israelíes y cuyas decisiones serán presentadas a debate público en los próximos días para después ser discutidas de nuevo por el consejo de ministros.
Sectores de la oposición criticaron en el Parlamento la fórmula y la atribuyeron a un intento de circunvalar la legislación antimonopolio.
Cientos de personas se manifestaron en Tel Aviv para pedir la bajada de los precios del gas al consumidor, transparencia en el diseño de la estructura de explotación del gas - aprobada por un gabinete reducido y a puertas cerradas - y el desmantelamiento de lo que consideran el monopolio Nobel-Delek, las dos empresas que explotan los principales campos de gas hallados en costas israelíes.
La protesta sucedió al anuncio realizado el pasado jueves por el gabinete de seguridad de desarrollar y expandir los campos de gas natural de acuerdo a cuestiones estratégicas de «seguridad del Estado y relaciones exteriores», pero que muchos ven como un intento de evadir la ley existente.
Previo al anuncio del gabinete, las autoridades israelíes llegaron a un acuerdo con sus socios Delek y Noble Energy para sentar las bases de la estructura futura del mercado de este combustible que obliga a que la propiedad de los campos esté diversificada para aumentar la competencia y pondrá un límite a las exportaciones, pero no permitirá que el Estado regule los precios.
Hasta que se garantice la competencia, los precios se determinarán con una media de los que hubo hasta ahora, pero nunca podrán ser superiores a los del gas exportado.
Además, el trato obliga a Delek a vender sus acciones sobre el campo de gas de Tamar en los próximos seis años y a reducir las participaciones de la estadounidense Noble Energy en ese yacimiento.
También impone a vender en un plazo de 14 meses los campos de Karish y Tanin o a que el Estado asigne a alguien su supervisión mientras no se encuentre comprador.
Según alegó Netanyahu, el esquema diseñado por el gabinete de geguridad «rompe el monopolio» y permitirá a Israel ingresar millones de shekels a invertir «en el beneficio de los ciudadanos israelíes. Después de años de discusiones, llegó el momento de que el gas emerja de la tierra y alcance la economía israelí».
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