En una histórica visita a la localidad árabe-israelí de Kfar Kasem, el presidente de Israel, Reuvén Rivlin, acompañado por su esposa Nejama, repudió la masacre que fuerzas policiales cometieron allí en 1956 y consideró que merece «reparación».
«La masacre deplorable en esta aldea es un episodio sombrío en la historia de las relaciones entre nosotros, los árabes y judíos que vivimos aquí», dijo Rivlin en el acto anual que rinde tributo a los 47 árabes-israelíes que resultaron muertos en ese incidente.
Rivlin, que se convirtió en el primer jefe del Estado israelí en participar en este homenaje - lo que le valió fuertes reproches en círculos ultranacionalistas judíos -, instó a los israelíes a «mirar directamente a la massacre» de Kfar Kasem y educar a las futuras generaciones para que nunca vuelva a ocurrir algo igual.
Medio centenar de árabes-israelíes murieron en la aldea el primer día de la Guerra del Sinaí, en 1956, cuando, sin saberlo, violaron el estado de sitio decretado por el entonces Gobierno israelí de David Bengurión en varias localidades árabes, se encontran bajo régimen militar desde 1948.
La Policía de Fronteras, a cargo de la seguridad en la zona, recibió órdenes de abrir fuego contra cualquier persona que deambulara por las calles después de las 17.30 horas, y tres de sus agentes acribillaron a hombres, mujeres que regresaban de trabajar.
Los tres agentes involucrados fueron condenados a prisión y posteriormente indultados, mientras que el oficial al mando en la población árabe únicamente pagó una multa simbólica.
Sin llegar a disculparse, Rivlin manifestó en ese sentido, que «el serio crimen cometido aquí debe ser reparado» y que la población árabe de Israel, formada por 1,5 millones de ciudadanos «serán siempre parte integral del Estado de Israel».
«Israel debe ser honesto consigo mismo y admitir que la minoría árabe sufrió años de discriminación y muchos árabes en Israel sufren el racismo de los judíos», agregó el mandatario.
La visita del presidente hebreo coincide con un momento de máxima tensión en la zona entre judíos y palestinos, y en la que las muestras mutuas de racismo proliferan en todo el país, especialmente en los barrios árabes de Jerusalén y en los lugares santos de la Ciudad Vieja.
Precisamente por ello Rivlin desoyó las críticas de los ultranacionalistas y decidió tender la mano a la minoría árabe.
Como todos los años en este día, la ciudad de Kfar Kasem amaneció con banderas negras en señal de luto, un duelo que el presidente dijo «compartir» con sus vecinos.
Ex miembro del partido gobernante Likud y quien había prometido acudir al acto durante su campaña electoral el pasado mes de julio, Rivlin dijo «comparecer ante los familiares de las víctimas para compartir el dolor del recuerdo con ustedes.
En 2007 el anterior presidente, Shimón Peres ya se había disculpado por la masacre durante otra visita con motivo de la fiesta musulmana de Eid Al Adha (Fiesta del Sacrificio), pero nunca llegó a participar en el acto de homenaje.
Cabe recordar que en el día de la masacre Peres se desempeñaba como Director General del Ministerio de Defensa, mano derecha del entonces ministro David Ben Gurión.
En la reciente ceremonia Rivlin depositó una ofrenda floral ante el monumento en recuerdo a las víctimas que conmemora la masacre a la entrada del Ayuntamiento de la localidad.
Fotos: Oficina de Presidencia del Estado
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