Después de que la alta representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, calificara de «obstáculo» a los asentamientos en Cisjordania y Jerusalén, el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, replicó que es una «extravagante» afirmar que la raíz del conflicto está en un asentamiento determinado.
«El problema no es la tierra, sino nuestra propia existencia y la negativa de los palestinos a reconocer a Israel sobre cualquier frontera», replicó. El mandatario hebreo insistió en que «Jerusalén es nuestra capital, no una colonia».
Tras las sucesivas críticas de la UE a las edificaciones en Jerusalén, Netanyahu defendió que se está construyendo «en barrios que existen desde hace casi 50 años y que, en cualquier acuerdo final con los palestinos, quedarán dentro de nuestras fronteras».
En su reunión con Netanyahu, Mogherini lanzó desde Jerusalén un llamamiento para avanzar políticamente en las negociaciones entre israelíes y palestinos «desde una perspectiva diferente», que incluye su intención unilateral de reconocer a un Estado palestino pleno antes de que acabe su mandato en la UE - recién estrenado - en 2019.
«Veo que puede haber voluntad política para reanudar esas conversaciones y, sobre todo, para que den resultado», dijo, aunque recoge el testigo de una Europa sensiblemente ausente en la zona.
Sin embargo, en su discurso de entendimiento no ocultó sus diferencias con Israel. Mogherini chocó en público con su homólogo local, Avigdor Liberman, y con Netanyahu, que consideran que la Autoridad Palestina (AP) no reúne aún los requisitos de gobernanza necesarios para gestionar un Estado reconocido a nivel internacional.
La diplomática se ofreció a que ambas partes «cuenten con la UE» para impulsar «desesperadamente» una salida. A Netanyahu le parece «irresponsible» que ese camino arranque avalando sin más el Estado palestino mientras no se exija también garantías para la seguridad de Israel frente a ataques procedentes de grupos islamistas como Hamás en Gaza o Hezbolá en Líbano.
La convicción de que hay que «fortalecer» a los líderes para avanzar en la paz, repetida por la italiana, tampoco casa con los ataques terroristas con atropellos vividos en Jerusalén en días recientes, por los que Netanyahu responsabiliza al presidente de la AP, Mahmud Abbás.
Mogherini mostró su preocupación por los atentados cometidos en la ciudad. Pero enseguida se mostró «extremadamente preocupada por las dificultades en el avance de las conversaciones directas de Israel con Hamás - considerado formalmente un grupo terrorista por la propia UE - para avanzar en el fin del bloqueo a Gaza, que Europa exige levantar tras siete años en vigor.
La jefa de la diplomacia europea apostó por «reconocer a los socios institucionales» en la franja para ayudar en la reconstrucción tras la guerra del pasado verano.
Mogherini - que por su formación (su tesis universitaria versó sobre filosofía política e islam) ya generó comentarios poco elogiosos de analistas israelíes—, viajará este sábado a Gaza y se entrevistará con Abbás en Ramallah.
La primera visita al exterior de la nueva jefa de la diplomacia europea sirvió para evidenciar el divorcio entre el actual Gobierno israelí y la UE, en las antípodas respecto a la forma de resolver el conflicto entre israelíes y palestinos.
Desde hace meses, diplomáticos europeos admiten que la relación sufre por la insistencia del Ejecutivo de Netanyahu, de profundizar la ocupación y acelerar la colonización, estrategia que «está asfixiando la solución de los dos Estados, por la que apuesta la UE».
A ello se unió la tensión en torno a los barrios Este de Jerusalén, escenario de enfrentamientos, atropellos intencionados e intentos de asesinatos palestinos y presiones de movimientos ultranacionalistas judíos.
La UE ya sancionó los productos israelíes procedentes de los asentamientoss y no descarta otras opciones si Israel sigue adelante con la construcción.
Mogherini destacó la necesidad de apoyar el gobierno de unidad palestino para que la AP se pueda extender a todos los rincones y regir sobre todos los ciudadanos.
Como telón de fondo a su visita, Jerusalén mantuvo durante esta jornada una calma relativa, en otro viernes de oración llamado a convertirse en jornada de violencia. Hubo incidentes en Shuafat, donde se celebró un entierro simbólico del terrorista Ibrahim al-Akri, que el miércoles arrolló a 14 personas; una murió ese día y la otra, este viernes. Al Akri fue abatido.
El rabino jefe sefardí, Itzjak Yosef, pidió este viernes a los judíos que no vayan al Monte del Templo para no »echar más leña al fuego”. Las visitas de ultranacionalistas desembocaron en enfrentamientos.
A su vez, Gaza fue este viernes escenario de una serie de explosiones que tenían como objetivo viviendas y vehículos de funcionarios de Al Fatah, el movimiento de Abbás. Los ataques se produjeron días antes de la conmemoración del décimo aniversario de la muerte de Yasser Arafat. De hecho, uno de los artefactos estalló en el escenario que tenía previsto acoger la ceremonia.
«Nadie nos disuadirá de celebrar el acto, independientemente de los explosiones y acciones de terror que acometan», dijo el alto funcionario de Al Fatah, Abdullah Abu Samhadana.
Hamás condenó los actos «criminales» y ordenó una investigación inmediata.
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