Un día después del atentado contra una sinagoga en Jerusalén, que dejó cinco muertos, el ministro israelí de Economía, Naftali Bennett, líder del partido ultranacionalista religioso Habait Haiehudí, llamó a una ofensiva militar contra los palestinos en la capital hebrea.
«Necesitamos pasar de la defensa al ataque, como hicimos en la operación Muro Defensivo», afirmó Bennett en una entrevista a la radio militar, Galei Tzáhal, haciendo referencia al operativo de 2002 dirigido a erradicar el terrorismo en Cisjordania durante la segunda Intifada.
«Entrar con las fuerzas de guardias de fronteras, realizar arrestos, crear canales de inteligencia, permanecer allí de forma permanente, no sólo cuando hay un ataque terrorista», explicó su plan.
«En lugar de simplemente colocar guardias en cada cafetería y restaurante en Israel, en todas las sinagogas y en cada jardín de infantes o escuela, tenemos que ir a la fuente», agregó.
«Israel tiene que declarar claramente al Gobierno de Al Fatah-Hamás como una autoridad terrorista y hay que tratarlo como tal», aseveró.
«No existe un sistema de defensa como Cúpula de Hierro para prevenir atentados de conductores palestinos. Los ciudadanos de Israel no pueden vivir sin disuasión y soberanía en su capital. Nuestra seguridad no es un lujo», señaló el ministro.
Bennett arremetió varias veces contra las políticas del Gobierno de Binyamín Netanyahu, qué él mismo integra, con respecto a la ola de ataques terroristas que asolan a Israel en el último mes.
Tras el ataque de la semana pasada en el que un soldado hebreo fue asesinado en Tel Aviv, Bennett cuestionó: «Este es un ataque terrorista horrible lo que demuestra que el concepto de esconderse detrás de las barreras está en bancarrota».
Después de que Netanyahu prometiera «mano de hierro» contra los «asesinos de judíos», fuerzas de seguridad israelíes derribaron esta madrugada en Jerusalén la casa de Abdel Rahman al-Shaludi, el palestino que mató a dos personas en octubre al atropellarlos mientras esperaban el tren ligero en la ciudad.
Al Shaludi, que fue abatido por la policía tras el ataque en la estación del tren, vivía en el barrio árabe de Silwán.
Las muertas entonces en el atropello eran una joven ecuatoriana y una bebé israelí de tres meses de edad. Cinco personas, además, resultaron heridas.
La familia del terrorista palestino abatido, alegó que el suceso se trató de un accidente y no un atropello premeditado.
Netanyahu anunció que su Ejecutivo llevaría a cabo medidas punitivas para impedir que se produzcan nuevos ataques contra blancos israelíes, entre ellas, la destrucción de los domicilios familiares de los autores o el reforzamiento de la seguridad en Jerusalén.
El mandatario prometió reactivar la política de demoliciones, que Israel suspendió en 2005 tras decidir que no era una medida disuasoria efectiva contra los ataques.
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