El alcalde de Ashkelón, Itamar Shimoni, prohibió la contratación de trabajadores árabes en guarderías donde se construyen refugios y desplegó vigilancia en obras en las que intervienen árabes.
El intendente argumentó su decisión en la creciente tensión que vive la zona tras los últimos ataques de palestinos contra israelíes, lo que provocó duras críticas de líderes políticos y funcionarios, que tacharon la medida de racista e ilegal.
Shimoni precisó que guardias armados también serán desplegados en las guarderías que se encuentren cerca de lugares de construcción en dicha ciudad, que tiene 113.000 habitantes y que está cerca de la Franja de Gaza.
De acuerdo al alcalde, la decisión fue adoptada en colaboración con la policía de Ashkelón, y un donante aceptó financiar el costo de la seguridad en las guarderías.
En un comunicado en su perfil de Facebook, Shimoni escribió: «Pese al hecho de que el despliegue de guardias de seguridad es responsabilidad del Ministerio de Seguridad Interior, decidí colocar vigilantes en cada centro preescolar próximo a obras de construcción que emplean a trabajadores árabes, a partir de este jueves».
Y añadió: «En las guarderías donde obreros árabes construyen refugios se suspende el trabajo hasta nuevo aviso».
Shimoni advirtió de que no teme que le denuncien por su decreto.
«Quien piense que esto es ilegal puede llevarme al Tribunal Supremo», afirmó, en declaraciones a la cadena de televisión Canal 2.
«En este momento, prefiero ser llevado al Tribunal Supremo y no, Dios lo impida, participar en un funeral de niños de guardería», aseguró.
«Se trata de algo temporal hasta que la seguridad vuelva a las calles del país. No me arrepiento de esta decisión ya que debo escuchar los temores de muchos padres. Cuando las cosas se calmen, yo mismo recibiré a los trabajadores con caramelos», agregó, rechazando las acusaciones de «racista».
La Comisión de Padres de Ashkelón critica lo que llamó «decisión populista»: «Es cierto que tras el atentado en la sinagoga de Jerusalén pedimos al alcalde que aumente la seguridad y alerta en las guarderías pero en ningún momento exigimos la expulsión de trabajadores», indicó según el Canal 2.
La decisión contrasta con la tomada por los responsables de la sinagoga Bnei Torá de Jerusalén: mantener en el personal al palestino Jamal, un veterano empleado de limpieza del recinto religioso donde cinco israelíes fueron asesinados por dos terroristas palestinos el pasado martes. «Hace mucho que trabaja aquí con un buen sueldo. No tiene nada que ver con el atentado», explicó un rabino de la sinagoga.
Este jueves, el ministro de Seguridad Interior israelí, Itzjak Aharonovich, ordenó rebajar los controles sobre pistolas para que los guardias puedan llevarlas cuando no estén de servicio. Además, se facilitarán permisoa a oficiales militares retirados.
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