Tras la manifestación que congregó en Tel Aviv a miles de jóvenes israelíes de origen etíope para denunciar su discriminación, el presidente israelí, Reuvén Rivlin, admitió que no se escuchaba «lo suficiente» a esa comunidad, compuesta por más de 130.000 personas.
Rivlin reconoció que había una «herida abierta y sangrienta» con la comunidad etíope judía de Israel después de que una segunda marcha en cuatro días terminara en enfrentamientos con la policía en la Plaza Rabín de Tel Aviv.
«No puedo ignorar las imágenes perturbadoras que vimos anoche y el sábado a la tarde. No podemos ignorar el dolor, la angustia y la ira expresada por los israelíes de origen etíope, la mayoría de los cuales nació y se crió aquí», argumentó.
«Los manifestantes de Jerusalén y Tel Aviv revelaron una herida abierta y sangrienta en el corazón de la sociedad israelí. Esta es la herida de una comunidad que hace sonar la alarma ante lo que siente como discriminación, racismo o ignorancia ante sus necesidades», agregó.
«Debemos mirar bien esa herida. Nos equivocamos. Fallamos en ver y escuchar lo suficiente. Entre los que protestan en las calles se encuentran lo mejor de nuestros chicos y chicas, estudiantes excelentes y ex soldadas y soldados. Debemos proporcionarles respuestas», destacó.
Rivlin se refirió a la protesta y dijo que «es una parte vital de la democracia, pero la violencia no es la respuesta ni la solución».
En referencia a los reclamos de que la manifestación fue predominantemente no violenta, pero se deterioró debido a lo que la policía llamó «incitadores», el presidente israelí remarcó que ambas partes «mantuvieron la calma durante la movilización, y no hay que dejar que un pequeño grupo incite la violencia y los motines, y silencie una protesta legítima».
Frente a la municipalidad de la ciudad, los israelíes de origen etíope fueron dispersados por bombas de estruendo y cañones de agua luego de denunciar la brutalidad policial y la discriminación de la que se sienten víctimas.
Las fuerzas del orden indicaron que 43 manifestantes fueron detenidos. Por otro lado, 56 agentes y 7 manifestantes resultaron heridos, según la policía.
Este lunes, el primer ministro, Binyamín Netanyahu, se reunió con los representantes de la comunidad en un intento de calmar los ánimos.
La oficina del mandatario israelí se encuentra fuertemente vigilada luego de que los manifestantes anunciarion que volverán a marchar durante la jornada frente a ese lugar.
El detonante de las protestas fue la divulgación de un video en el que ve a dos policías golpeando a un soldado uniformado israelí de origen etíope, Damas Pakada.
Se estima que unos 135.000 judíos de origen etíope viven en Israel a raíz de las olas migratorias que tuvieron lugar entre 1984 y 1991.
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