El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, ordenó a los ministros de su partido, el Likud, que se opongan a una ley que propone la pena de muerte para terroristas.
Netanyahu emitió la orden antes de que el Comité Ministerial para la Legislación debata sobre dicha ley.
El mandatario decretó, además, el establecimiento de una comisión gubernamental encabezado por el ministro de Turismo, Yariv Levin, para estudiar más sobre esta materia.
La creación de la comisión esencialmente enterrará la iniciativa y aplazará su discusión durante tres meses.
El diputado Sharón Gal, del partido Israel Beiteinu que lidera el ex canciller Avigdor Liberman, afirmó que se opone al establecimiento de esta comisión y solicitó que la ley se presente ante el Comité Ministerial para la Legislación, tal y como estaba previsto.
«Netanyahu trata de enterrar nuestra propuesta y no lo aceptaremos», declaró Gal a medios locales, al asegurar que el documento no será retirado de la comisión ministerial.
«Veamos cual es el campo realmente nacionalista y cual no», agregó.
Se esperaba que cuatro ministros del Likud votaran a favor de la ley: Zeev Elkin, Danny Danón, Miri Regev y Ofir Akunis.
La ministra de Justicia, Ayelet Shaked, de la formación ultranacionalista religiosa Habait Haiehudí, también está a favor de la medida.
«Se terminaron los días de campamento de verano en las cárceles», afirmó Liberman, en la oposición, al pedir el apoyo de los partidos nacionalistas en el Ejecutivo y tras obtener el apoyo público de al menos tres de los ministros para lo que fue el proyecto bandera de su última campaña electoral.
La ley podría obtener la mayoría de votos a favor de los ministros si todos votaran según lo que piensan sin aplicar ninguna directriz.
Pero aún así, difícilmente avanzaría porque el fiscal general del estado, Yehuda Weinstein, impediría que se votara en el Parlamento hasta que fuera sometida a un examen legal.
Weinstein anunció que renunciaría a su cargo en caso de que la ley fuese aprobada.
En Israel la pena capital está reservada únicamente para genocidas nazis, traidores que pongan la seguridad del Estado en peligro durante tiempos de guerra, y autores de actos de terrorismo masivo.
Hasta ahora sólo se aplicó en una ocasión al oficial nazi Adolf Eichmann, en 1962.
La pena de muerte no va en concordancia con las normas internacionales que se respetan en los países occidentales, excepto en Estados Unidos.
En más de dos tercios de los países del mundo ya fue eliminada.
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