La mayoría de los medios y analistas israelíes se alinearon con el primer ministro, Binyamín Netanyahu, en su rechazo tajante al pacto nuclear con Irán. Sólo el diario «Haaretz» llamó a que se de «una oportunidad al acuerdo».
«El mundo se rindió ante la República Islámica de Irán», afirmó en su portada «Yediot Aharonot», que se cuestionó si el acuerdo «alejará a Irán durante diez años de la bomba nuclear o lo que hizo fue realmente convertirlo en una potencia regional».
En páginas interiores, sus principales columnistas no dudan en atribuir la responsabilidad de lo ocurrido a Netanyahu y a su enfrentamiento personal con el presidente estadounidense, Barack Obama, sobre esta cuestión.
El veterano Nahum Barnea escribió en este medio que la seguridad de Israel no es recordada en lo más mínimo en el pacto, un «peligro» - dijo - que en el futuro puede ser «mucho mayor que la bomba misma» en manos iraníes.
Su colega Alex Fishman no dudó en tipificar el documento alcanzado de «malo», «peor de lo que nos podíamos imaginar», pero aseguró que «no es una catástrofe nacional».
«Es mejor dejar de maldecir y lloriquear y, también, dejar de amenazar. La ventana de oportunidades para una opción militar se cerró en 2011. Hay que comenzar a hablar con los estadounidenses sobre las medidas para compensar a Israel por el daño estratégico que sufrió», explicó.
«Israel Hayom», de la línea oficialista, calificó el acuerdo en su portada de «Vergüenza inolvidable», porque «en las 159 páginas que cerraron la maratón de conversaciones de Viena, el programa nuclear iraní obtuvo el certificado internacional de 'apto'».
«Obama convirtió a Irán en una potencia», denunció en ese rotativo Dan Margalit, uno de sus comentaristas más destacados, mientras que Boaz Bismot aseguró que «la historia no lo perdonará».
El ex asesor de Netanyahu, Yaakov Amidror, llegó a comparar el acuerdo entre el Grupo 5+1 e Irán con los Acuerdos de Munich de 1938, en los que el régimen nazi de Adolfo Hitler obtuvo el beneplácito de las potencias de la época a la anexión de los Sudetes, sin que Checoslovaquia fuera invitada a la conferencia.
También «Maariv», «Globes» y «The Jerusalem Post» publicaron editoriales de apoyo a las posiciones del Ejecutivo hebreo.
El único diario que no dedicó todas sus columnas al acuerdo, «Haaretz», pidió «dar al acuerdo una oportunidad», dentro siempre de la «justificada necesidad de seguir de cerca el cumplimiento de lo pactado».
«El acuerdo es un gran logro diplomático y un hito histórico en las relaciones entre Occidente e Irán desde la Revolución Islámica en 1979», señaló en su editorial, en la que instó al Gobierno israelí a «unirse a la comunidad internacional en las esperanzas que representa este pacto».
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