Las autoridades israelíes no esconden su malestar por el afán de los países europeos de hacer negocios con Irán, tras aprobarse en julio el acuerdo nuclear con el Grupo 5+1 al que el Gobierno hebreo se opone férreamente y que supondrá el fin de las sanciones internacionales a la República Islámica.
Si bien no hubo declaraciones oficiales contra ningún país concreto, en Israel si se hicieron claros reproches a la Unión Europea (UE) tras los viajes a Irán del vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel; el viceministro suizo de Exteriores, Yves Rossier; los ministros de Exteriores de Francia, Laurent Fabius, e Italia, Paolo Gentiloni, éste acompañado por la ministra de Desarrollo Económico, Federica Guidi, y la jefa de la diplomacia de la UE, Federica Mogherini.
«Estamos viendo a todos los líderes mundiales corriendo a Teherán», señaló, molesto, el ministro de Interior israelí, Silván Shalom, en un encuentro con un grupo de periodistas internacionales.
Aunque valoró que en 2012 la UE impusiese severas sanciones a Irán «a pesar de encontrarse en medio de una dura crisis económica», Shalom criticó que, ahora, esos países «no tengan tiempo siquiera para esperar un poco y estén corriendo allí para ser los primeros en hacerse con todos esos contratos».
«Nosotros aquí en Israel tenemos que lidiar con la posibilidad de vivir, mientras otros se ocupan de mejorar su estándar de vida», se quejó.
La misma visión mostró Dore Gold, nuevo director general de la cancillería israelí, que criticó en un encuentro con la Asociación de Prensa Extranjera en Jerusalén que los países europeos «se estén empujando unos a otros para hacerse con grandes contratos con Irán, mientras Irán continúa comprometido con un genocidio contra Israel».
«El pacto nuclear es un mal acuerdo que pone en peligro a Europa y pone en peligro a Israel», advirtió.
Gold encomió, sin embargo, las palabras del vicecanciller alemán en Teherán, que instó a las autoridades iraníes durante su visita a reconocer al Estado de Israel.
«Los últimos viajes demuestran que, para algunos países, los intereses económicos son la primera prioridad. Particularmente los países europeos: quieren el negocio. Podemos entender la lógica, pero el problema es el mensaje que mandan a Irán de que lo importante es sólo el negocio y no lo que pasa detrás», afirmó a el portavoz de Exteriores israelí Emmanuel Najshón.
A su entender, los intentos europeos de hacer negocios en el atractivo mercado iraní, de cerca de 80 millones de habitantes ávidos de productos occidentales y con necesidad de renovar infraestructuras, es errónea porque se fija sólo en los intereses económicos a corto plazo.
«A largo plazo, el hecho de que ahora todos los ministros y empresarios corran a Irán manda al régimen iraní el falso mensaje de que, con dinero y contratos, el mundo estará dispuesto a aceptar cualquier conducta por su parte, y eso podría contribuir a una desestabilización de toda la región», alertó.
El hecho de que se firmen negocios importantes con el régimen de los ayatolás es, según Israel, un grave riesgo no sólo ahora sino también en el futuro, porque debilitará la fuerza con la que los gobiernos beneficiados lidien con posibles rupturas iraníes del pacto nuclear alcanzado con el Grupo 5+1, en virtud del cual se levantarán las sanciones internacionales.
«Debido a contratos importantes, cuando los iraníes lleguen a una línea roja tendremos una miopía diplomática», prevé Najshón.
«En lugar de una línea roja, habrá muchas líneas pequeñas rosadas cuya violación no justificarán un acto claro por parte de la comunidad internacional», aseguró.
«Los iraníes saben que, al final del día, los países europeos privilegian el negocio y estarán dispuestos a aceptar infracciones debido a sus intereses económicos. El riesgo está ahí», señaló.
Sobre las declaraciones que los europeos hacen en Teherán en materia de derechos humanos y de la necesidad de erradicar el terrorismo y la violencia, Najshón opinó que «son solamente mensajes para que nadie diga que no lo dijeron, y nada más».
Israel ve en el ansia de negocio de Europa una explicación, tal vez no al pacto nuclear en sí, pero si a la celeridad con la que se aceleró, algo que también atribuyen muchos analistas a la necesidad del presidente Obama de apuntarse un tanto en política exterior.
Pese a las críticas israelíes, Europa parece tener clara su posición: el próximo septiembre se espera que lleguen a Irán ministros de España, Francia, Suecia y Reino Unido para cerrar contratos.
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