Decenas de miles de israelíes y el ex presidente estadounidense Bill Clinton conmemoraron el 20° aniversario del asesinato del primer ministro Itzjak Rabín, reuniéndose en la plaza de Tel Aviv que lleva su nombre y en la que el extremista judío Yigal Amir lo baleó.
El evento, al que asistieron unas 100.000 personas, constituyó una inusual exhibición de fuerza de la oposición de Israel, en la que oradores y manifestantes censuraron las políticas del primer ministro Binyamín Netanyahu.
Los manifestantes sostenían pancartas que decían «Basta de generar temores, sí a la esperanza» y «Paz ya». Clinton los alentó a que preserven el legado de Rabín y a trabajar «por los valores fundamentales que él hizo avanzar: la libertad y la paz, la democracia y la aceptación de aquellos que son diferentes».
«Rabín siempre rechazó tomar el camino fácil, que era negar los hechos evidentes», dijo Clinton, quien recordó que «cuando firmó los acuerdos en septiembre de 1993 dijo a los palestinos: 'Estamos destinados a vivir juntos en el mismo suelo, en la misma tierra'. Rabín no creía que mantener el control de Cisjordania traería seguridad y tampoco quería ver a Israel ante el dilema de tener que decidir si ser un Estado judío pero no democrático o un Estado democrático pero no judío», djo.
«Él se rehusó a renunciar a su sueño de paz frente a la violencia», declaró ante los aplausos de los manifestantes. El mandatario norteamericano forjó estrechos vínculos con Rabín cuando ambos gobernaron sus respectivos países.
«El próximo paso será determinado si es que ustedes deciden darle la razón a Itzjak Rabín, que ustedes tienen que compartir el futuro con sus vecinos. Que los riesgos para la paz no son tan graves como los peligros de alejarse de ella. Quienes lo queríamos y queremos a su país oramos para que ustedes tomen la decisión correcta», afirmó.
«Si Rabin viviera ahora les diría: 'Hagan la paz por la que di mi vida'», agregó.
El presidente israelí, Reuven Rivlin, también amenazado en los últimos días por radicales de ultraderecha en las redes sociales, declaró que Israel nunca cederá ante los extremistas religiosos: «No les tenemos miedo», dijo, y agregó que los israelíes están unidos «contra el racismo y el extremismo».
«Hoy estamos aquí, juntos, enfrentándonos al punto de mira de aquel asesinato, al odio de los violentos, los márgenes extremos, para decir: No nos vencerán», añadió Rivlin, quien aseguró que el país no será víctima de la violencia y la intimidación nunca».
En el acto también se proyectó un mensaje grabado del presidente estadounidense, Barack Obama, en el que afirmaba que Rabín «entendió los retos a que se enfrenta Israel» y alabó a los presentes porque, con su asistencia «demuestran que quieren la paz y se oponen a la violencia».
«Sigo creyendo lo que dije hace dos años en Israel: la paz es necesaria, justa y posible», señaló, y agregó que «los israelíes tienen derecho a vivir en su patria y los palestinos tienen derecho a vivir libremente en la suya».
A la ceremonia asistieron, además de Clinton y Rivlin, el ex presidente Shimón Peres, el ex primer ministro, Ehud Barak, la famila de Rabín y una multitud que recordó el legado del primer ministro asesinado y apuesta por seguir buscando fórmulas para traer la paz a la región, que vive en el último mes una nueva oleada de violencia.
Fotos: Gentileza Roxana Levinson y Alberto Mazor
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