El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, se reunirá este lunes en Washington con el presidente norteamericano, Barack Obama, con quien negociará un paquete de ayuda militar por un monto total de 50.000 millones de dólares.
Según Rob Malley, un experto sobre Oriente Medio del Consejo de Seguridad Nacional de Obama, es poco probable que el presidente acepte la petición del mandatario hebreo, y predijo que ambos líderes acordarán una suma anual de entre 4.000 y 5.000 millones de dólares.
Israel ya hizo una petición inicial a Estados Unidos para que aumente su ayuda anual para Defensa hasta un máximo de 5.000 millones de dólares frente a los actuales 3.000 millones anuales, monto de ayuda acordado hasta 2017.
Israel quiere 5.000 millones de dólares al año en concepto de ayuda militar a partir de 2017, informó «Haaretz», que citó a varios miembros del Congreso norteamericano.
El Estado judío necesita más dinero para contrarrestar las amenazas que, según el rotativo, surgirán como resultado del acuerdo internacional sobre el programa nuclear de Irán, al que Netanyahu se opuso firmemente.
A su vez, Obama concuyó que los dirigentes israelíes y palestinos no harán un significativo progreso hacia la paz antes de que él deje la presidencia en enero de 2017, dijeron funcionarios de la Casa Blanca.
«El presidente dijo que tenemos que lograr una evaluación real de que no habrá un amplio acuerdo sobre el estatus final en lo que resta de su periodo, y que probablemente no habrá significativas negociaciones entre las dos partes», afirmó Malley.
El propio Obama ya aseguró en marzo, tras la reelección de Netanyahu como primer ministro, que no veía ninguna perspectiva de establecer un «marco significativo que lleve a un Estado palestino» mediante negociaciones directas.
«No podemos seguir basando nuestra diplomacia en algo que todo el mundo sabe que no va a ocurrir, al menos en los próximos años», indicó entonces el presidente.
La reunión que Obama mantendrá con Netanyahu es la primera desde que el presidente llegó a esa conclusión, y se produce en medio de una creciente ola de violencia entre israelíes y palestinos.
Por lo tanto, Obama «quiere oír qué ideas tiene Netanyahu para ayudar a estabilizar la situación sobre el terreno y dar una señal a los palestinos de que está comprometido con una solución de dos Estados», explicó Malley.
Según el experto, «esta es la primera vez en alrededor de dos décadas en que la Casa Blanca enfrenta una realidad donde la perspectiva de una solución de dos Estados no es alcanzable con el ambiente actual en la región».
En ese sentido, Obama espera que Netanyahu emprenda «acciones de construcción de confianza con los palestinos», en palabras del asesor adjunto de seguridad nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes.
Es probable, por lo tanto, que Obama vuelva a instar a Netanyahu a detener la construcción de asentamientos en Cisjordania, porque esta «complica la confianza necesaria para avanzar en dirección hacia la paz y pone en riesgo la viabilidad de un Estado palestino», afirmó Rhodes.
«La actividad de asentamientos no es congruente con la voluntad de avanzar hacia una solución de dos Estados. Esperaríamos que Netanyahu tome medidas que favorezcan esa solución y se abstenga de acciones que hagan esa perspectiva más distante», apuntó Malley.
La capitulación de Obama a la hora de resolver el conflicto se debe en parte a su frustración por el hecho de que, en la víspera de su reelección en marzo, Netanyahu afirmara que no habría un Estado palestino si él continuaba al frente del Gobierno, algo de lo que se retractó dos días después pero que irritó enormemente al presidente.
La reunión de ambos líderes es vista como un intento para arreglar los vínculos diplomáticos y profundizar la relación de Estados Unidos con el Gobierno hebreo.
Mientras tanto, Netanyahu suspendió el nombramiento de Ran Baratz como su nuevo portavoz, después que hiciera publicaciones en Facebook describiendo a Obama como «antisemita» y al secretario de Estado, John Kerry, como «infantil» de acuerdo con «Haaretz».
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