El Gobierno israelí declaró «ilegal» al Movimiento Islámico, una organización islamista dentro del país, que «tiene vínculos con la organización terrorista Hamás y los Hermanos Musulmanes».
El Gabinete de seguridad, encabezado por el primer ministro, Binyamín Netanyahu, informó que, a partir de ahora, «cualquier entidad o persona que pertenezca a esta organización, así como cualquier persona que preste sus servicios o actúe en nombre de ella, estará cometiendo un delito y podrá ser detenida y enjuiciada».
Las autoridades también podrán confiscar todas las propiedades de la organización. El ministro de Defensa, Moshé Yaalón, firmó las regulaciones correspondientes.
«Durante años, la facción norte del Movimiento Islámico lleva a cabo una campaña mentirosa de incitamiento bajo la premisa de 'Al Aqsa está en peligro' que acusa falsamente a Israel de intentar dañar la mezquita de Al Aqsa y violar el status quo en el Monte del Templo en la Ciudad Vieja de Jerusalén», dice el comunicado.
«El Movimiento Islámico estableció una red de activistas pagados (murabitun / murabitat) para iniciar provocaciones en el Monte del Templo», señala la nota del Gobierno israelí.
«Estas actividades llevan a que aumente de forma significativa la tensión en el Monte del Templo», considera el Ejecutivo de Netanyahu.
«Una parte significativa de los últimos ataques terroristas se cometieron con el trasfondo de esa incitación y esa propaganda. Prohibir esta organización es un paso vital para mantener la seguridad pública y prevenir que se dañen vidas humanas», señala el Gobierno israelí.
«La facción norte del movimiento, encabezada por el jeque Raed Salah, es hermana de la organización terrorista Hamás. Los dos movimientos mantienen una cooperación cerrada y secreta», agrega el comunicado.
El mismo jeque Salah fue condenado a prisión hace dos semanas por un suceso violento ocurrido hace siete años atrás.
Según el Gobierno, el Movimiento Islámico es «una organización separatista y racista que no reconoce las instituciones del Estado de Israel, niega su derecho a existir y llama a establecer un califato islámico en su lugar».
«El movimiento pertenece al islam radical y es parte de la organización Hermanos Musulmanes. Ambos comparten una ideología extremista con un objetivo común: la destrucción del Estado de Israel», según el Gobierno hebreo.
Netanyahu indicó que su Ejecutivo «continuará actuando como sea necesario contra la incitación y el terrorismo, y al mismo tiempo, seguiremos invirtiendo recursos para la mejora de los ciudadanos árabes y judíos».
«La decisión fue adoptada después de intensos debates con todos los organismos judiciales y de seguridad relevantes», añadió.
«Es inaceptable. El Movimiento Islámico seguirá su camino hasta la victoria y en particular en la cuestión de Jerusalén y de la mezquita de Al Aqsa», dijo Salah en declaraciones a «Yediot Aharonot».
El Gobierno israelí debatía el estatus legal de esta organización desde hace semanas, aunque el Shin Bet frenaba la decisión por temor a que tuviera un efecto boomerang.
En la reunión del Gabinete de seguridad el representante del Shin Bet advirtió de que la ilegalización de ese grupo se traducirá en una actividad clandestina que dificultará el seguimiento de los militantes.
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