Los servicios de seguridad israelíes instaron al Gobierno del primer ministro Binyamín Netanuahu a aliviar el peso de la ocupación sobre unos cuatro millones de palestinos en Cisjordania y evitar, así, el posible colapso de la Autoridad Palestina (AP) y de su debilitado presidente, Mahmud Abbás, líder del movimiento Al Fatah.
Fuentes del aparato de seguridad citadas por el diario «Haaretz» sostienen que los servicios presentaron al Ejecutivo un informe que destaca la actitud más cooperativa en materia de seguridad y la urgencia de hacer concesiones.
El documento señala que Abbás parece haber frenado la propaganda que incita a la violencia, detenido a miembros de Hamás en Cisjordania y decidido devolver a sus posiciones, uniformadas, a sus fuerzas de seguridad a fin de impedir el enfrentamiento de los palestinos con militares y policías israelíes.
Según fuentes palestinas, las fuerzas de la AP cuentan con unos 30.000 hombres y son acusadas por Hamás - que controla la Franja de Gaza, de la cual expulsó a Abbás a mediados de la década pasada -, de ser «colaboracionistas del Estado sionista».
En los medios palestinos dependientes de la AP cesaron las encendidas diatribas y la incitación contra Israel y los asentamientos judíos de Cisjordaia, habitados por alrededor de 320.000 colonos.
En su boletín mensual, el Shin Bet informó que los ataques palestinos fueron 250 en diciembre pasado, 80 menos que en noviembre.
A poco de comenzar la «Intifada de los cuchillos», más de tres meses atrás, y en la que perdieron la vida cerca de 140 palestinos (entre éstos al menos 80 terroristas), 20 israelíes (soldados y civiles) y dos extranjeros, Abbás autorizó a militantes armados de Al Fatah participar en las violentas manifestaciones contra Israel.
El último intento de mediación, hecho por el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, en noviembre pasado, en plena «Intifada de los cuchillos», finalizó sin compromisos de parte de Netanyahu y de Abbás, quienes, al menos retóricamente apoyan la solución de dos Estados.
Netanyahu se reunió en dos ocasiones con su Gabinete de seguridad en las últimas dos semanas para analizar la situación de la AP, y estudiar planes para el caso de que Abbás - en el úndécimo año de su presidencia - dimita o sea derrocado por la oposición, que también lo acusa de corrupción.
«Sin las fuerzas palestinas de seguridad, Israel tendría que acantonar en Cisjordania decenas de miles de soldados para llenar el vacío si colapsara la AP», advirtió Kerry a Netanyahu a raíz de prolongado estancamiento del proceso de paz con Abbás.
El ministro de Defensa israelí, Moshé Yaalón está de acuerdo con hacer algunas concesiones a Abbás y a la AP, cuyos presupuestos de hecho dependen de los aportes de la Unión Europea (UE), Estados Unidos y algunos países árabes, informó «Haaretz».
A lo que no está dispuesto Yaalón es a cederle más armas de las que Israel le proveyó en el pasado, ni jeeps blindados, señaló el rotativo.
Entre las posibles concesiones estaría la de construir infraestructuras en una zona de Cisjordania bajo control absoluto de Israel, según los Acuerdos de Oslo, donde Abbás - que se opone a la violencia pues su estrategia es la de negociar - aspira a fundar el Estado palestino.
Esa estrategia es diametralmente opuesta al de sus rivales de Hamás, que gobiernan en Gaza, no reconocen al Estado judío y sólo admitirían negociar «una tregua por diez años».
Abbás, de 80 años, afirmó el pasado miércoles en Belán - apuntando a sus opositores islamistas de Hamás y de organizaciones de la izquierda palestina - que la AP «es un logro de nuestro pueblo y sólo será sustituida por un Esta palestino independiente».
Asimismo, aseveró que sólo en negociaciones con Israel se podrá resolver el conflicto. Abbás quisiera que, al igual que en el caso de Siria, Libia y otros problemas de la región, sea el Consejo de Seguridad de la ONU o una comisión internacional quienes promuevan un marco de negociaciones para poner fin al conflicto con los israelíes.
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