La Plaza de la Natividad de Belén está ya preparada para su mayor fiesta anual: con guirnaldas de luces, un pino gigante instalado en el centro, cuyos adornos se encenderán próximamente, y una representación del pesebre en el adyacente Centro de Belén para la Paz.
Los habitantes de la ciudad cisjordana, sin embargo, no esperan este año mucho de lo que es su gran estación turística.
«El rechazo israelí a pagar el dinero de los impuestos, a transferir a los palestinos el dinero que nos corresponde es un problema muy importante, porque mucha gente normal y muchos funcionarios no podrán hacer compras en Navidad», explicó George Rishmawi, experto en turismo alternativo en Belén.
Según sus datos, «las ventas bajaron un 50% comparado con otros años porque la gente se encuentra una situación difícil y muchos funcionarios saben que es posible que no cobren sus salarios durante meses».
Algo más optimista es el presidente de la Cámara de Comercio de Belén, Samir Hazbun, quien reconoció que la situación es peor que en otros años pero cree que «como siempre, Israel al final transferirá el dinero ya que no es un regalo de Israel al pueblo palestino, sino que es propiedad de los palestinos».
Además, aseguró que las familias de Belén «tienen una tradición y una responsabilidad social, por lo que gastarán y celebrarán estas fiestas aunque después tengan las cuentas en números rojos».
Hazbun admitió, sin embargo, que «el sector hotelero resultó duramente golpeado en los meses de noviembre y diciembre por la cancelación de entre un 20 y un 25% de las reservas a causa de la guerra en Gaza».
La crisis financiera de la Autoridad Palestina (AP), que se arrastra ya desde hace más de un año por la falta de transferencia de fondos comprometidos por varios países, en su mayoría árabes, ya tuvo su efecto en la Navidad en Belén, que este año tendrá algo menos de brillo.
El teniente de alcalde de la ciudad, Isam Juha, señaló que los 50.000 dólares que Ramallah entrega a Belén en diciembre para los adornos e iluminación navideña se quedaron este 2012 en 25.000. Menos luces y menos adornos.
Para Rishmawi, el motivo principal es la ocupación israelí que soporta la AP.
«Responsabilizo a la ocupación israelí de que este año no vayamos a tener una buena Navidad en Belén. Cada año tenemos una peor y este año será la peor de todas», aseguró.
Pese a las previsiones negativas, la portavoz del gobierno de la AP, Nur Odeh, resaltó que «las Navidades son una época de esperanza, de poder tener sueños y expectativas y de poder mirar hacia adelante».
Para ella, esta ocasión es muy especial para Palestina, ya que es la primera vez que se celebra Navidad tras el reciente cambio de estatus en la ONU al de Estado observador no miembro.
«Aunque sigamos bajo ocupación, el mundo está apoyando los derechos del pueblo palestino y por eso hay un sentido de esperanza especial este año» afirmó.
Odeh admitió que la retención de fondos por Israel, que calificó de «ataque a los derechos económicos palestinos», va a tener «un efecto negativo muy fuerte» y hará muy difícil para algunas familias afrontar la Navidad, ya que más de 150.000 personas dependen de los sueldos de la AP y los impuestos recolectados por Israel suponen más de la mitad de su presupuesto.
«La contracción del consumo de esas familias - afirmó - afectará a toda la economía».
No obstante, opinó que «cuatro meses de castigo por poder defender nuestros derechos, por poder tener al mundo de nuestro lado, va a ser doloroso, pero no es un precio muy alto».
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