El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, criticó con dureza el discurso del presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, ante la Asamblea General de la ONU.

Antes de embarcar rumbo a Nueva York, el mandatario hebreo difundió una carta abierta a los israelíes con motivo de la celebración de Yom Kipur en la que subrayó que seguirá trabajando para evitar que el «régimen tiránico» de Irán obtenga armas atómicas.

Según Netanyahu, la República Islámica aprovecha cualquier oportunidad para «sentenciar de muerte» a Israel y lanzar palabras que calificó de «odiosas».

«En mis declaraciones ante los representantes de las naciones de la Asamblea General de la ONU, oirán mi respuesta al presidente iraní. Como primer ministro de Israel, Estado del pueblo judío, trabajo de todas las formas posibles para que Irán no tenga armamento atómico», añadió en la carta, en la que no mencionó explícitamente una amenaza de ataque para tratar de disuadir a Teherán.

Netanyahu afirmó que quienes quieren «borrar del mapa a Israel, fracasaron a lo largo de la historia y seguirán fracasando». «En cambio - dijo - el pueblo judío superará todos los obstáculos».

El primer ministro israelí señaló que Ahmadinejad no debería haber hablado ante la Asamblea de la ONU. «En nuestro día más sagrado, en el que oramos para inscribirnos en el libro de la vida, se le dio una tribuna al régimen tiránico iraní, que aprovecha todas las oportunidades para condenarnos a muerte».

En su discurso, a diferencia de otras ocasiones, el presidente iraní omitió esta vez expresiones antisemitas, pero expresó su esperanza de que Israel desaparezca del mapa de Oriente Medio.

Ahmadinejad mencionó en un par de ocasiones a Israel, resaltando «la amenaza constante por parte de los sionistas incivilizados a recurrir a la acción militar» contra de su «gran nación».

Asimismo, el líder iraní criticó el orden político actual, sin mencionar a ningún país en concreto pero con alusiones a Estados Unidos, cuyos representantes, junto a los de Israel, se ausentaron de la sesión del debate general durante su intervención.

«Las políticas de los principales centros mundiales de poder se basan en los principios del dominio y la conquista de otros. Estos centros sólo buscan la supremacía y no están a favor de la paz y definitivamente tampoco al servicio de sus naciones», acotó.

Además, acusó a las potencias occidentales de ejercer una «intimidación nuclear».

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