El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, destituyó a los ministros de Finanzas y Justicia, Yair Lapid y Tzipi Livni, que criticaron su política, y llamó a elecciones anticipadas para lograr un nuevo Gobierno más estable.
El Parlamento examinará la Ley de Disolución, que podría ser votada de inmediato o el próximo lunes. Los comicios se celebrarán el 17 de marzo de 2015.
«En las últimas semanas, Lapid y Livni atacaron duramente al Ejecutivo que dirijo. No toleraré ninguna oposición en mi Gobierno», expresó Netanyahu ante los medios.
«En el estado actual de las cosas, no puedo dirigir al país», declaró en rueda de prensa.
De lograr una mayoría relativa, Netanyahu podría formar un gobierno «más conservador» mediante una alianza con los partidos nacionalistas y religiosos.
Con la disolución el Gobierno se ve obligado a cesar su mandato tres años antes del fin de la legislatura.
Una coalición gubernamental más conservadora alejaría aún más la posibilidad de reanudar las negociaciones con la Autoridad Palestina (AP).
Netanyahu fue primer ministro en tres ocasiones, y parte como favorito para los nuevos comicios.
Los partidos de derecha tienen la mayoría según los sondeos, lo que significa que hay grandes posibilidades de que Netanyahu conserve su puesto.
El principal punto de discordia del Gobierno Netanyahu fue su controvertido proyecto conocido como «Ley de Nacionalidad» para reforzar el carácter judío del Estado por sobre el democrático, que viene creando tensiones en el país desde hace semanas.
Otros dos puntos clave en los que no hay acuerdo son el programa nuclear de Irán y la continuidad de la construcción en Jerusalén Este y en los asentamientos judíos de Cisjordania.
Al momento de explicar el por qué de su decisión, Netanyahu también mencionó que Lapid trató de formar un Gobierno alternativo para derrocarlo, y que Livni minó su gestión al desoir el pasado mayo una orden que él había dado y se reunió con el líder de la AP, Mahmud Abbás.
«Actuó absolutamente en contra de la decisión del Gabinete y en contra de mi medida específica de no reunirse. Fue una acción ridícula», comentó el primer ministro.
En declaraciones al Canal 10, Livni consideró que su remoción forma parte de una estrategia del primer ministro para concretar una alianza con los ultraortodoxos. Lapid afirmó que «la arbitraria decisión de desplazar a los ministros es un acto de cobardía y pérdida de control».
Una vez que se vote la disolución, la composición del Gobierno no podrá ser modificada. Con la destitución de Lapid, Livni y los demás ministros del partido Yesh Atid, Netanyahu tiene en sus manos un Gabinete más manejable, que le permitirá conducir los temas pendientes hasta las elecciones.
Por su parte, Livni declaró que la disolución permitirá a los electores «escoger entre el sionismo moderado o el extremismo de Netanyahu».
Al Likud, partido de Netanyahu, las encuestas le adjudican por el momento 22 escaños en el Parlamento. Una caída respecto a julio, en plena guerra contra Hamás en Gaza, cuando los sondeos preveían hasta 31 bancas.
Para formar una mayoría, Netanyahu ya contactó con los partidos ultraortodoxos, que en la actualidad se encuentran en la oposición.
Habait Haiehudí, el partido ultranacionalista religioso y ferviente partidario de la colonización en Cisjordania, liderado por el ministro de Economía Naftali Bennett, sería la formación que más espacio podría ganar, según esas mismas proyecciones.
Igualmente Moshé Kahlón, ex ministro del Likud y figura política muy popular en el país, que creó un partido centrista que disputa el espacio político a Yesh Atid, podría lograr nueve escaños.
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