El presidente israelí, Reuvén Rivlin, llamó a que el nuevo ejecutivo atienda las necesidades de todos los ciudadanos por igual, al comenzar el asesoramiento previo para la formación de gobierno y tras una campaña electoral en la que afloraron tintes racistas.
«Atravesamos una tormentosa campaña electoral y ahora es tiempo de comenzar el proceso de curar y fusionar a la sociedad israelí», señaló Rivlin en el primero de los encuentros que celebró con dirigentes del Likud.
Sin mencionarlo directamente, aludió a las duras palabras del primer ministro y jefe de ese partido, Binyamín Netanyahu, el mismo día de las elecciones, cuando alertó en una rueda de prensa difundida por internet de que «los árabes acudían en masa a votar en autobuses pagados por la izquierda», e instó a sus seguidores a ir a votar para impedir la derrota de la derecha.
Sus comentarios, duramente criticados por analistas y políticos locales, así como por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, siguen siendo objeto de debate y reacciones.
Al iniciar los contactos con los dirigentes políticos de las diez formaciones que obtuvieron representación en el Parlamento, Rivlin advirtió de que «aunque el gobierno que se establezca resultó elegido por la mayoría de los ciudadanos de Israel, deberá responder a toda la ciudadanía: judíos, árabes, izquierda y derecho, centro y periferia».
«En democracia es la mayoría la que decide, y la mayoría expresó su deseo de manera clara en estas elecciones», dijo en alusión a los 30 diputados obtenidos por el Likud, seis más que la segunda fuerza política, el Grupo Sionista, liderado por el laborista Itzjak Herzog.
Esa contundente victoria, al menos en términos políticos israelíes, es la que dio alas a la candidatura de Netanyahu para la jefatura del Ejecutivo, su tercera consecutiva y cuarta de su carrera política.
Según la legislación israelí, después de la celebración de elecciones el presidente del Estado debe hacer entrega del mandato para formar gobierno al candidato más recomendado por los delegados de los grupos parlamentarios que accedieron a la Cámara.
Rivlin anunció que hasta ahora Netanyahu obtuvo el apoyo de 51 diputados: 30 de su propio partido, 8 de los representantes del ultranacionalista Habait Haiehudí, 7 del ultraortodoxo Shas y 6 del también ultraortodoxo Iahadut Hatorá.
Por Herzog, que matemáticamente no tiene probabilidades de armar una coalición parlamentaria, se inclinaron los delegados de su partido Grupoo Sionista, mientras que la Lista Conjunta Árabe se abstuvo de recomendar a ningún candidato.
La que será la tercera fuerza en la próxima legislatura, que debe su logro a que por primera vez en la historia moderna de Israel las cuatro formaciones árabes se presentaron en coalición, se quejó ante Rivlin de las declaraciones de Netanyahu el día de las elecciones.
Sus representantes le informaron de que tienen la intención de pedir al asesor jurídico del Gobierno, Yehuda Weinstein, que investigue si el primer ministro incurrió en un delito de racismo y de instigación.
El diputado de esa lista Yusef Jabareen, abogado experto en derechos de las minorías, se quejó de que hubiera presentado «el voto de unos ciudadanos que ya sufren discriminación como si se tratase de una fuente que provoca temor y preocupación».
«En un país normal un primer ministro debe animar a todos los ciudadanos a ir a votar. ¿Alguien podría imaginarse a un dirigente europeo advirtiendo en un vídeo su preocupación por el alto índice de votantes entre los judíos del país?», preguntó.
De conocido temple conciliador, Rivlin en respuesta pidió relajar la tensión por el bien de la sociedad general y apagar la «incitación», recordando que algunos candidatos árabes también incurrieron en graves palabras durante la campaña.
«Tampoco son aceptables las comparaciones entre el sionismo y el Estado islámico», mencionó entre las expresiones que más polémica causaron este último mes.
La ronda de asesoramiento seguirá con los partidos Yesh Atid, Kulanu, Israel Beiteinu y Meretz, de los que Netanyahu obtendrá al menos las recomendaciones de otros 16 diputados, suficientes en su conjunto para obtener el mandato.
A partir de ese momento, dispondrá de 28 días, y si fuese necesario de una prórroga de otros 14, para completar las negociaciones con sus socios, en total hasta el 7 de mayo.
No obstante, Rivlin instó a todas las partes a terminar el proceso lo antes posible dadas las repercusiones políticas, legales y económicas de que el país siga en manos de un gobierno en funciones.
Fotos: Gentileza Oficina de la Presidencia - Crédito: Mark Neymann
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