El Parlamento israelí inició su 20ª legislatura a la espera de que Netanyahu forme un nuevo gobierno.
La sesión inaugural comenzó con los discursos del presidente del Estado, Reuvén Rivlin, que instó a la formación rápida de un nuevo gobierno, y del diputado Amir Peretz, el miembro más veterano de la Cámara, que moderó la ceremonia y tomó juramento a los 120 parlamentarios, 39 de los cuales son nuevos.
La 20ª legislatura, en la que el partido mayoritario es Likud con 30 escaños, bate el récord de mujeres, 28 en total, una más que en la anterior.
Entre las curiosidades más destacables está la relación de hermandad entre dos diputados derechistas, Jackie Levy del Likud y Orli Levy-Abekasis de la formación Israel Beiteinu, ambos hijos del ex ministro israelí de Exteriores David Levy.
Un signo de cambio destacable es que por primera vez en la historia política de Israel todas las formaciones árabes están unidas en una Lista Conjunta, y con sus trece escaños es la tercera fuerza política del legislativo detrás del Grupo Sionista, que tiene 24.
Aún así, esta unión no servirá de mucho dado que hasta ahora los partidos árabes solían tener en conjunto 11 escaños y, de cualquier forma, también votaban unidos.
Sólo tendría un verdadero impacto político si el Grupo Sionista se uniera al Likud en un Gobierno de unidad nacional, lo que en principio dejaría la jefatura de la oposición en manos de la Lista Conjunta Árabe por primera vez en la historia.
La 20ª legislatura se inició después de una polémica campaña electoral en la que las relaciones entre la mayoría judía y la minoría árabe se deterioró, con graves acusaciones entre políticos de ambas comunidades que rallaron en el racismo.
La más sonada fue obra del propio Netanyahu, que durante la jornada electoral alertó en un vídeo difundido por internet que «los árabes acudían en masa a votar en autobuses pagados por las ONGs de izquierda. Una semana después se disculpó por esas declaraciones.
En otro vídeo muy criticato, Netanyahu comparó a terroristas de Hamás con israelíes burócratas que se quedarían sin trabajo si él era elegido primer ministro.
De parte de los dirigentes árabes, la que más generó polémica fue la comparación entre el Movimiento Sionista que dio vida a Israel y las brutales prácticas del grupo Estado Islámico (EI).
En el marco de estas tensiones, la agenda del nuevo Parlamento tampoco dará descanso a los medios de comunicación, dado que en vías de tramitación hay desde la pasada legislatura dos polémicos proyectos de ley que afectan a las relaciones entre ambas comunidades.
El primero es la llamada «Ley del Estado judío», alentada por Netanyahu como vía para tratar de garantizar el carácter judío de Israel, y la otra insistirá en limitar los poderes de la Corte Suprema, único garante en este país contra el atropello a los derechos civiles.
Asimismo, el nuevo diputado de Israel Beiteinu, Sharón Gal, presentó un nuevo proyecto de ley para que se aplique la pena de muerte contra terroristas.
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