Los más de 80 países que conforman el llamado «Grupo de Amigos de Siria», con EE.UU y la Liga Árabe a la cabeza, legitimaron en Estambul al grupo de oposición del Consejo Nacional Sirio (CNS) como interlocutor del pueblo sirio, y emplazaron al negociador internacional, Kofi Annan, a que no demore indefinidamente las conversaciones que mantiene con el presidente sirio, Bashar al-Assad, para terminar con el conflicto.
«Basta de excusas y de retrasos», declaró durante su comparecencia final la secretaria de Estado de EE.UU, Hillary Clinton, quien consideró que Al Assad está retrasando deliberadamente su respuesta a la oferta de Annan mientras continúa su campaña de represión civil y la ofensiva militar contra los rebeldes. Así, el comunicado final aseguró que «el régimen de Al Assad será juzgado por sus actos y no por sus promesas».
Previamente, Clinton había exortado a Al Assad a cesar inmediatamente su campaña de represión contra los civiles sirios. «Nuestro mensaje a quienes dan las órdenes y a quienes las desempeñan debe ser claro: 'Dejen de matar a sus ciudadanos o se enfrentarán a graves consecuencias», advirtió.
A pesar del aprecio demostrado a la iniciativa de paz de Annan, enviado especial de la ONU y de la Liga Árabe, Estados Unidos considera que Al Assad no cumplió su promesa de responder al plan formulado por el ex secretario general de la ONU, por lo que solicitó a Annan que ponga una fecha límite para negociar con Damasco.
Los «Amigos de Siria» pretenden incrementar la presión sobre el presidente Al Assad para que inicie una transición pacífica comenzando por su abandono del poder y mostrar un frente unido ante la oposición demostrada por los dos grandes ausentes de la reunión, Rusia y China, aliados de Damasco que bloquearon todas las iniciativas formuladas en la ONU para forzar la disolución del régimen.
El Grupo de Amigos reconoció al Consejo Nacional Sirio como interlocutor válido y representante legítimo del pueblo sirio, en un intento de reforzar el papel de la coalición opositora tras el abandono de alguna de sus facciones durante las últimas semanas.
Atendiendo la petición del CNS para recibir apoyo militar en su lucha contra Damasco, los países árabes del Golfo Pérsico manifestaron su disposición a aportar millones de dólares para financiar el reclutamiento de desertores que abandonen el Ejército sirio para sumarse a la sublevación.
El dinero será canalizado a través del Consejo Nacional Sirio (CNS), según informaron fuentes diplomáticas bajo el anonimato durante la reunión.
Esta iniciativa cuenta con la oposición de países como Irak, que cree que este tipo de decisiones podrían desembocar en una escalada del conflicto. «Queremos extinguir el fuego, drenando las fuentes de fuerzas; queremos encontrar una solución pacífica para la crisis», dijo el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, durante una rueda de prensa.
El Gobierno sirio, por su parte, rechazó esta nueva reunión, que describió como un circulo de conspiraciones en el que participan, según el régimen, los «enemigos» del régimen de Damasco
La agencia oficial de noticias siria, SANA, aseguró que los asistentes no son sino representantes «del antiguo modelo colonial liderado por la secretaria Clinton, y sus lacayos de la región».
«El encuentro, en esta segunda versión no es más que una serie de círculos conspirativos relacionados contra Siria y los participantes no son amigos de Siria, sino sus enemigos», indicó el comunicado oficial recogido por la cadena panárabe Al Jazeera.
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