El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y su partido derechista, Likud, encabezan claramente los sondeos a un mes de las elecciones legislativas y parecen tener asegurado un nuevo mandato, ya que su hegemonía sólo es disputada en su propio campo y la oposición está dividida.
Incluso la imputación judicial por fraude y abuso de confianza de su número dos en la lista, el ministro de Exteriores y jefe del partido ultranacionalista Israel Beiteinu, Avigdor Liberman, con el que se alió Netanyahu, no cambió la situación.