Renombrados rabinos del movimiento nacional religioso constituyeron su propio tribunal de conversiones al judaísmo, pese a que Israel sólo reconoce la conversión ultraortodoxa, de la que tiene el monopolio el Rabinato.
Los rabinos, agrupados en el movimiento Guiur Kehalajá (conversión de acuerdo a los dictados de la ley judía) y encabezados por Yaakov Madán, David Stav y Najum Rabinovitch, tratan así de crear un camino de conversión alternativo, tras infructuosos intentos de que se legisle sobre la cuestión y después de que una iniciativa gubernamental en este sentido fuese anulada por motivos políticos.
Esta semana dicho tribunal celebró por primera vez una ceremonia en la que convirtió al judaísmo a seis menores, algunos de ellos bebés, tras el tradicional baño ritual.
El estatus oficial de los convertidos no cambió, pero este paso es el principio de una larga batalla que el sionismo religioso pretende ganar contra el monopolio que el Rabinato ultraortodoxo ejerce desde 1948.
Por ejemplo, en el caso de los niños, los tribunales ultraortodoxos sólo convierten a aquellos cuyos padres sean judíos observantes, mientras que los rabinos más liberales consideran suficiente que el niño estudie en una escuela religiosa, aunque sus padres no sean judíos y la familia no tenga un modo de vida religioso.
En Israel, con una población de 8,2 millones de personas, existen alrededor de 300.000 ciudadanos que están clasificados como «sin religion» y que emigraron al país (en su mayoría desde la ex Unión Soviética) bajo la «Ley del Retorno» que permite hacerlo a cualquier persona que demuestre tener al menos un abuelo judío.
Al no ser reconocidos como judíos por el Ministerio del Interior, les son vetadas varias cuestiones, como por ejemplo casarse con otra persona judía, ya que en el país sólo existe el matrimonio religioso, aunque les queda la opción de hacerlo en el extranjero.
Israel también reconoce las conversiones no ultraortodoxas cuando son llevadas a cabo fuera del país.
Los nuevos tribunales siguen un proceso de conversión menos rígido que los ultraortodoxos y tratan de atender a sectores de la población que desean ser judíos pero no bajo la interpretación más estricta de esta religión.
Se espera una fuerte oposición a esta medida por parte de los sectores ultraortodoxos y del Rabinato, fuentes del cual comentaron la emisora de radio Kol Israel que es muy dudoso que den el visto bueno a estas conversiones.
El rabino Stav advirtió que si el Rabinato no acepta las conversiones, su grupo recurrirá al Tribunal Supremo para que se pronuncie.
«Este movimiento es la esperanza de cientos de miles de personas. Todos tenemos que alegrarnos de salvarnos del gueto oscuro y cerrado en que los ultraortodoxos tratan de aprisionarnos», opinó el periodista Ben Caspit en el diario «Maariv».
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