Cientos de personas acudieron en Tel Aviv al encuentro «Lista Negra» para mostrar su apoyo a medio centenar de ONGs y organizaciones sociales que se sienten acosadas, criminalizadas y tachadas de traidoras desde las más altas esferas de la política israelí.
La participación en el evento de grupos musicales y conocidos artistas como Rivka Mijaeli, Yossi Tzabari, Einat Waitzman, Liora Rivlin, el escritor Nir Baram y los periodistas Gal Uchovsky y Roí Arad, entre muchos otros no ocultaba el mensaje de protesta contra la cada vez mayor persecución de las organizaciones defensoras de los derechos humanos y contrarias a la ocupación israelí de Cisjordania.
«Vine aquí a mostrar mi apoyo a estas organizaciones que sólo hacen lo que todo buen ciudadano tiene que hacer: hablar sobre las cosas que no están bien, denunciarlas», señaló Ofra Regev, una de las asistentes.
«Esta gente está en peligro, amenazada por la extrema derecha, que los califica de enemigos del Estado y tiene actitudes fascistas», dijo, y explicó como el Gobierno «actúa detrás de las cortinas dando alas a grupos extremistas a los que deja hacer el trabajo sucio, como acosar e insultar a los activistas de izquierda».
A la entrada del evento, en el Hangar 11 del puerto de Tel Aviv, decenas de guardias revisaban a los asistentes y una mujer sostenía un cartel en el que se leía «Traidores» acompañado de una lista de nombres de ONGs y la leyenda «56 estados musulmanes y un Estado judío», en referencia al argumento de que los palestinos tienen muchos países donde ir y deben dejar esta tierra a los judíos.
La protesta fue convocada «en respuesta a la reciente campaña del Gobierno ultranacionalista para silenciar a organizaciones de derechos humanos» y a las acusaciones de que son «agentes extranjeros», indicaron los organizadores.
«El mensaje es que estamos unidos contra los ataques a la sociedad civil y la democracia», dijo Yuli Novak, directora de Rompiendo el Silencio (ONG que difunde testimonios de soldados), que cree que Israel vive «una lucha entre dos visiones: los que quieren democracia y los que consideran que es más importante la santidad de la tierra».
El Dr. Dani Filck, pediatra y copresidente de de la ONG Médicos por los Derechos Humanos, describió la situación como «una lucha contra el macartismo que invade cada vez más la sociedad israelí, impulsado por un Gobierno que utiliza la demonización de las ONG pacifistas para tapar todos sus fracasos en especial el de presentar un proyecto de futuro con esperanza y que otorgue seguridad a palestinos e israelíes».
Además de diversas iniciativas legislativas para dificultar sus actuaciones u obligarles a una transparencia que, argumentan, ya cumplen, en los últimos meses se reiteraron los ataques directos y acusaciones de traición por parte de ministros y altos cargos y, sobre todo, los procedentes de organizaciones de ultraderecha que los difaman públicamente.
Uno de los que fue más lejos es la organización Ad Kan, que infiltró a jóvenes en ONGs para que graben a sus activistas y busquen motivos para denunciarlos. Uno de estos intentos se publicó en el renombrado programa de televisión «Uvdá» (Prueba), conducido por la periodista israelí de origen argentino, Ilana Dayán, que derivó en la detención de tres activistas que luego fueron puestos en libertad.
«El mayor daño que hicieron es el de crear este clima en el que uno debe preguntarse si la persona que tiene al lado es un infiltrado», afirmó Hagai El Ad, director ejecutivo de la ONG Betselem, que no responde en su celular a números desconocidos.
«Está creciendo la incitación. Es un clima muy hostil», aseveró, pero añadió también que este «es un sector muy fuerte, con gente muy comprometida con la igualdad, la justicia, los derechos humanos y el fin de la ocupación».
Novak aseguró que detectó a dos personas infiltradas en Betselem que pasaron muchas horas en las oficinas y casas de sus activistas grabándolos ocultamente.
«El espacio en que creíamos que podíamos hablar libremente ya no existe. Se alcanzó un nuevo nivel en los ataques, incluidos los personales, y en la violación de nuestra privacidad, es algo muy triste y preocupante», denunció, y consideró que lo más peligroso es que «está muy claro que el Gobierno está detrás».
Para El Ad, en realidad lo que les está ocurriendo es lo mismo que Israel hace con los palestinos desde hace décadas, si bien es la primera vez que se usan estos métodos contra ONGs israelíes.
«Hay una constante deslegitimación de las organizaciones de derechos humanos y el mensaje de que trabajamos para el enemigo», resumió El Ad, y recordó que, al contrario de lo que piensan algunos, «la democracia no es sólo el gobierno de la mayoría, sino que tiene otros factores, como la existencia de valores y derechos sobre los que no se vota, que pertenecen a la ciudadanía.
Fotos: Gentileza Danny Schwarz
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