La única duda que tengo con respecto al presidente Obama e Israel es si él es en efecto el presidente más proisraelí de la historia o simplemente uno de los más pro-israelíes.
¿Por qué? Porque la cuestión de determinar si Israel tiene o no la necesidad y el derecho de atacar de manera preventiva a un Irán con potencial nuclear, se ha convertido en uno de los asuntos más controvertidos del escenario mundial en la actualidad. Es además un asunto lleno de peligros para Israel y los judíos estadounidenses, ninguno de los cuales quiere ser acusado de arrastrar a Estados Unidos a una guerra, especialmente una guerra que podría debilitar aún más a una economía mundial ya frágil.
En ese contexto, el presidente Obama, en su entrevista con Jeffrey Goldberg de The Atlantic, y durante su discurso ante AIPAC, el lobby pro-israelí, ofreció al Estado hebreo el mayor apoyo que podría haber otorgado un presidente en este momento: Obama redefinió el tema de Irán. Afirmó - con toda razón - que no se trataba simplemente de la seguridad de Israel, sino de la seguridad nacional estadounidense y la seguridad mundial.
Obama dejó en claro que permitir el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán, para luego «contenerlo» - del mismo modo en que Estados Unidos contuvo a la Unión Soviética -, no era una opción viable, ya que si Irán desarrolla una bomba nuclear, todos los estados que lo rodean intentarán hacer lo mismo. Ello no sólo daría lugar a la nuclearización de Oriente Medio, sino que incitaría probablemente a otros países a eludir sus compromisos con el Tratado de No Proliferación Nuclear. El mercado negro nuclear mundial cobraría vida y todos seríamos testigos del amanecer de un mundo más peligroso.
«Impedir que Irán obtenga armamento nuclear no es únicamente un interés de Israel, sino que está profundamente ligado a los intereses en materia de seguridad de Estados Unidos», declaró el presidente a The Atlantic. «Si Irán consiguiera un arma nuclear, sería un hecho totalmente contrario a mis políticas de no proliferación. Los riesgos que entraña un arma nuclear iraní susceptible de caer en manos de organizaciones terroristas, son realmente grandes... Además, proporcionaría a Teherán capacidad adicional para patrocinar y proteger a sus aliados en la ejecución de ataques terroristas, ya que de ese modo se sentirían menos temerosos de las represalias... Si Irán obtiene armamento nuclear, es probable que haya cuatro o cinco países de Oriente Medio - no voy a nombrarlos -que digan: 'Nosotros iniciaremos un programa, y vamos a desarrollar armas nucleares'. Y en ese punto, la perspectiva de un error de cálculo en una región con tantas tensiones y fisuras, es bastante grande. Entonces, lo que se consigue básicamente es multiplicar los retos de India y Pakistán cinco o diez veces». En suma, el presidente añadió: «Los peligros que entraña un Irán capaz de obtener armas nucleares, lo cual luego daría lugar a un vale-todo en Oriente Medio,es algo que resultaría extremadamente peligroso para el mundo entero».
Todo israelí y amigo de Israel debería estar agradecido con el presidente Obama por enmarcar la cuestión iraní de esa forma. Tiene importancia estratégica para Israel, porque deja en claro que enfrentar la amenaza nuclear iraní no constituía solamente un problema de Israel. Y además tiene importancia política, ya que la decisión sobre la conveniencia de atacar a Irán coincide con las elecciones en EE.UU. Lo último que desea Israel o los amigos estadounidenses de Israel - judíos y cristianos - es darles a sus enemigos la oportunidad de denunciar que Israel está utilizando su influencia política para enredar a Estados Unidos en una guerra que no es de su interés.
Eso podría suceder fácilmente, ya que hoy el respaldo a Israel nunca ha sido un asunto tan politizado. En los últimos años, los republicanos han tratado de hacer del apoyo a Israel un tema controvertido que les permita reunir un mayor porcentaje de votos judíos y contribuciones de campaña, que tradicionalmente se ha tornado demócrata con abrumadora mayoría. Esto ha llevado a una carrera armamentista con los demócratas para determinar quién es más proisraelí - y a declaraciones desmesuradas, como las de Newt Gingrich acerca de que los palestinos «son un pueblo inventado».
Y sería fácil que ocurra, porque el dinero en política nunca ha sido tan importante para la realización de campañas, y el lobby de Israel - tanto sus alas cristianas evangélicas, como las judías - nunca ha tenido tanta influencia, dada su capacidad para dirigir las contribuciones de campaña hacia candidatos favorables.
Por lo tanto, nadie debería desear una política electoral interna mezclada con la decisión en torno a Irán, razón por la cual fue tan importante que el presidente redefiniera el problema de Irán como una amenaza mundial de proliferación y fundamentara su poder de decisión en el realismo estadounidense, y no la política.
Los informes de la convención de AIPAC esta semana indicaban que quienes están a favor de las acciones militares cuentan con mayor apoyo. Me gustaría invitar a todos aquellos entusiastas a que piensen en las consecuencias no deseadas e imprevistas de la guerra de Irak o de la invasión del Líbano por parte de Israel en 1982. No es una razón para paralizarse. Es una razón para considerar atentamente el llamamiento hecho por Obama para que se conceda a la diplomacia y a las sanciones estrictas la oportunidad de ser puestas en práctica, mientras la amenaza del uso de la fuerza se mantiene como recurso disponible.
Si se llega a la guerra, que sea porque los ayatolas estaban dispuestos a sacrificar completamente su economía para obtener un arma nuclear, y, por lo tanto, Estados Unidos - el único país que puede acabar realmente con el programa nuclear iraní - tenía que actuar para proteger el sistema global, no sólo a Israel.
Yo respeto el hecho de que éste sea un tema sumamente delicado para Israel - que tiene el derecho de actuar por su cuenta -, pero el presidente Obama ha forjado un escenario estratégico y político firme para permitir que Estados Unidos tome la iniciativa.
Traducción: www.israelenlinea.com
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