El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, conversó por separado con el primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, y el líder de la Autoridad Palestina (AP), Mahmud Abbás, para expresar su «profunda preocupación» por la ola de violencia en la región e instarles a «dar pasos concretos para reducir tensiones».
Kerry dialogó con ambos sobre la ola de violencia que estalló en la región y que en los últimos diez días se agravó con un balance mortal de 21 palestinos - 6 de ellos autores de apuñalamientos - y 4 israelíes.
En ambas llamadas, Kerry «expresó su profunda preocupación por la reciente ola de violencia y ofreció su apoyo a los esfuerzos para restaurar la calma lo antes posible», informó el Departamento de Estado en un comunicado.
«El canciller reiteró la importancia de condenar rotundamente la violencia, combatir la incitación y dar pasos afirmativos para reducir las tensiones», añadió el comunicado.
El titular de Exteriores estadounidense «subrayó de nuevo la importancia de mantener el status quo mediante palabras y acciones» en el Monte del Templo de Jerusalén, y de «prevenir la retórica inflamatoria y las acciones que puedan aumentar las tensiones».
«El ministro dejó claro que seguirá supervisando la situación de cerca y que Estados Unidos se mantendrá implicado en esfuerzos para restaurar la calma», concluyó el Departamento de Estado.
Según informó la oficina de Netanyahu, el líder israelí aprovechó la llamada para quejarse ante Kerry por la «incitación mentirosa que, promueve la AP y alienta la actual ola de violencia en la región».
Netanyahu se refirió a las recientes denuncias de altos cargos palestinos, entre ellos Abbás, de que Israel está alterando el status quo en la Explanada de las Mezquitas, donde se encuentra la Mezquita de al-Aqsa.
El primer ministro aseguró en reiteradas ocasiones que no cambiará ese status quo, alcanzado en 1967, por el que no se permite el rezo ajeno al musulmán en la explanada.
El Monte del Templo está en el epicentro de la escalada de violencia, en la que se produjeron numerosos disturbios en Cisjordania, Jerusalén Este y Gaza, además de una oleada de apuñalamientos en distintos puntos de Israel.
La llamada con Kerry se produjo antes de que Netanyahu ordenara un refuerzo masivo de la Policía y Guardia de Fronteras para hacer frente a la violencia que sacude la región.
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