Israel y Hamás cumplieron el primer día de un nueva tregua de 72 horas para facilitar a sus negociadores en Egipto la búsqueda de una solución a la actual crisis.
Las partes guardaron las primeras 20 horas de tregua alcanzada el domingo, y tras dos días de enfrentamientos la calma regresó a ambos lados de la frontera.
La población palestina salió a las calles y en distintos puntos de la franja eran visibles largas colas frente a cajeros automáticos, o para recargar generadores, pues la electricidad en buena parte de Gaza no llega a las casas.
En las comunidades israelíes aledañas a la frontera primó igualmente el silencio, especialmente porque gran parte de sus habitantes no regresaron a sus domicilios, pues evacuaron la zona después de un mes de conflicto.
Tras el inicio de la tregua, israelíes y palestinos intentaban encontrar una salida al conflicto en negociaciones en El Cairo. En diálogos indirectos se está hablando de una desactivación duradera del enfrentamiento. Si estos esfuerzos fracasan, podría recomenzar la escalada de violencia.
Israel insiste en que la seguridad de millones de ciudadanos está constantemente amenazada por los cohetes palestinos y reclama de una completa desmilitarización de Gaza. Hamás, a su vez, puso como condición que se levante el bloqueo a la franja.
No obstante, los delegados palestinos dijeron que aceptarían que la Autoridad Palestina (AP) tome el control de la reconstrucción de Gaza e implemente el acuerdo que se alcance en El Cairo.
«Pensamos que el presidente de la AP, Mahmud Abbás, debe retomar el control de Gaza y mostrarse activo en su reconstrucción», afirmó por su parte el ministro israelí de Finanzas, Yair Lapid.
Lapid abogó también por la celebración de una conferencia internacional en Egipto «con la participación de los palestinos, Israel, Estados Unidos, la Unión Europea, el Cuarteto para Oriente Medio y «los países árabes moderados, como Arabia Saudita».
El coordinador de las operaciones humanitarias de la ONU del enclave palestino, James Rawley, consideró que las exigencias israelíes deben ser atendidas, pero advirtió que la guerra volverá a Gaza en unos meses si Israel no suspende el bloqueo.
No sólo se podrá hacer «poco para la reconstrucción, sino que creo que se darán las condiciones para una nueva ola de violencia», dijo.
El ministro israelí encargado de Asuntos Estratégicos, Yuval Steinitz, afirmó que había que ser «muy prudente» antes de saber si la tregua durará y apuntó que Hamás no debía llevarse «un rédito político».
Sin embargo, aun quedan por pactar los mecanismos de seguridad de los pasos fronterizos, tanto israelíes como el egipcio de Rafah, la presencia de las fuerzas de seguridad de la AP de Abbás en Rafah, como exige Egipto, la liberación de 56 presos palestinos liberados en el canje por Gilad Shalit y detenidos tras el secuestro y asesinato de los tres jóvenes judíos en Cisjordania, la construcción de un puerto en Gaza y un aeropuerto en el sur de la Franja y la introducción de material de construcción, entre otros asuntos.
Israel aceptó la semana pasada la ampliación del espacio de pesca en las costas de Gaza mientras rechazó gran parte de las demandas de Hamás. Asimismo, condiciona la apertura de todos los pasos para personas y productos al control internacional.
La población israelí exige al Gobierno de Binyamín Netanyahu que frene por completo los ataques de proyectiles. Ya sea a través de un acuerdo o de una ampliación de la ofensiva militar.
En el sur del país critican estos días a la cúpula militar y política que durante el anterior alto el fuego de 72 horas garantizó calma dando por terminado el operativo. De ahí que el viernes con la reanudación de los disparos, los habitantes cercanos a la franja se negaran a retornar a sus hogares.
Dada la absoluta desconfianza entre las partes y sus enormes diferencias, las 72 horas de alto el fuego parecen escasas para llegar a un gran acuerdo. Es por ello que la misión israelí ya ofreció prolongar nuevamente la tregua.
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